jueves, noviembre 10, 2011

Del oficio del cuentacuentos

-“¿Para qué se necesita a un relator (cuentacuentos), si vamos a filmar el evento?. Me dijo el gerente del proyecto, cuando le explicaba la organización prevista del evento.

-“Vamos a necesitar a un moderador y había pensado en un relator también. Pero quizá es verdad no nos hace falta, si vamos a filmar”

Esa noche me quedé pensando en la importancia de los cuentacuentos y en la conversión de los conocimientos tácito y explícito. Pensaba también en la importancia de los Cronistas de Ciudad que escriben sobre lo que sucede. Las nuevas tecnologías no han desplazado a este cargo; por lo que entonces, debe haber algo que le da importancia al relator, por encima de la película, o las imágenes. Esa noche llegué a una conclusión.
Al día siguiente en una reunión con el gerente de proyectos le dije:

-“Sì hacen falta los relatores. Las películas no cuentan historias, las muestran tal y como fueron. En algunos casos históricos, eso es importante, pero en gerencia quizá no. El relator, (Cuentacuentos) generalmente se escoge por su afinidad al tema, por su conocimiento y por su capacidad de comunicarse. El relator parte de la película; la observa, la vive, la entiende; ese es su punto de partida. Lo que lo precede es la vivencia, la experticia, lo novedoso, lo integral, lo asociado, lo necesario.”

Hubo un silencio y no volvimos a tratar el tema. Yo hice de relator en el evento, pero no oficialmente; solo como para entender que lo que planteé es así, y darle sustancia planteamiento. El relator no solo “relata”, sino que bajo una visión sistémica u holística, prepara un resumen, habiendo interpretado, analizado e integrado con las realidades de la empresa.

Un poco de “te digo lo que necesitas, en la forma que yo se que vas a entender o me voy a poder explicar” Se trata de que el relator, escucha la información, la adquiere, la asume, la investiga, la aprende y luego entonces, es capaz de relatar la historia desde una nueva visión o perspectiva. Y no se trata de ser veraz o no serlo, sino que las historias podrían ser contadas “verazmente” de varias formas distintas sin perder el sentido y hasta quizá su esencia. Un relator que repite, es igual a una película o un postcast. Un relator que crea, es el necesario, el que es capaz de aprender mientras enseña; es aquel que entiende que el proceso de aprendizaje no se detiene en ninguna etapa de la vida.

Ya hemos hablado antes de las tres formas de acompañar al crecimiento y mejoramiento de otra persona; el coaching, el tutoring y el mentoring. De los tres, la tutoría representa el mejor ejemplo de lo que estamos exponiendo. Un maestro experimentado, acompaña a un aprendiz en su crecimiento; no solo bajo el relato, o el cuento de historias solamente, sino bajo la transferencia sistemática de su “Know how” o la forma en que ha aprendido a hacer las cosas.

En el post “Aprender a volar” de este blog, mostrábamos la metáfora del pájaro que prepara la comida en el pico y luego la administra pre digerida a sus pichones. Un poco es así, con el conocimiento. El maestro conoce el nivel del aprendiz y prepara el conocimiento para que sea más fácilmente asimilado o digerido.

Arturo es un profesional de la construcción, ha trabajado en diseño, construcción y en este momento, tras 15 años de experiencia, se encuentra manejando los activos de una empresa que acaba de terminar un edificio de oficinas, trabajando como Facility Manager. Arturo ha cerrado el ciclo de aprendizajes desde la elaboración de ideas, proyectos de construcción, la ejecución de la obra y ahora en gestionarla.
Enrique, que fue jefe de Arturo, lo llama para proponerle un negocio y además estando en el mismo grupo.


-“Te propongo un movimiento horizontal de cargo, mejor pagado y con mejores oportunidades. Tu, como arquitecto y como constructor por tanto tiempo, podrás servir de “traductor” de lo que quiere el arquitecto, y mientras dure la construcción de la torre institucional”

Pero es sabido, que no le servía cualquier intérprete; se necesitaba uno que conociera el oficio, pudiera extraer nociones de allí, y pudiera construir comunicación, en consecuencia. No sería cualquier traductor, pues algunas palabras solo se conocen en la experticia, y se enuncian junto a sus significados y símbolos. Las palabras no significan palabras, son relaciones con el hecho, con el contexto, con las necesidades y más aún con las oportunidades. Porque ser “oportuno” en comunicación, es quizá uno de los factores fundamentales del desempeño.

Traducir desde la experiencia, no es traducir de un idioma a otro, se requiere el conocimiento previo sobre un tema especifico. El oficio de cuentacuentos en la gerencia, es absolutamente fundamental. No se trata ya de filmar películas, que ya nadie ve; se trata de formar tutores positivos, que acompañan al crecimiento de los nuevos talentos de la organización y la preparan para el duro paso de las sucesiones. Las grandes empresas centenarias, me imagino, habrán tenido muchos tutores que tras haber aprendido el oficio del relator, prepararon las generaciones sucesoras y de relevo, con la misma intensidad de valores y creencias, que habrán hecho, solidas empresas capaces de adaptarse a los cambios.

Las historias de los cuentacuentos, sirven para transmitir o “contagiar” valores, para transmitir lecciones aprendidas, para enseñar con el ejemplo y para acompañar en el crecimiento. Sin duda, es una de las mejores profesiones que existen, (y “jamás contadas”).

Un ejercicio que les pudiera recomendar a un gerente, es poner a relatar a sus supervisados un mismo evento y confrontarlo posteriormente. El aprendizaje es un evento social, mucho más que individual. Por lo tanto cualquier cosa que se haga en su beneficio, siempre sumara en la creación de valor y en la suma de los activos intangibles e intelectuales.

La imagen es del blog de mi amigo @arey

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