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jueves, noviembre 10, 2016

La escucha activa como materia pendiente en los estudios de RRHH

Hablar es a escuchar como la oratoria lo es a la “escuchatoria

La gente que escucha se les dice escuchador, que si existe en el diccionario de la Real Academia Española, RAE. Lo propio del orador es la oratoria. Ser orador significa, contar con “el arte de hablar con elocuencia”.  Escuchatoria no aparece en ningún diccionario aun, ni en el RAE, ni en el Escolar, etc; sin embargo, pareciera que tiene sentido que exista la expresión, sobre todo si el ser escuchador, se va a convertir en una competencia del líder contemporáneo.

Escuchar, según la ontología del lenguaje, se compone de dos elementos; uno, derivado de la capacidad biológica que tenemos de percibir una imagen o un estímulo visual, y segundo, en la capacidad de poder interpretar lo que estamos observando. Por lo tanto, pueden existir innumerables factores que hacen que quién habla y quién escucha no estén en sintonía, ni hablando del mismo tema. A ese conocimiento gerencial de reconocer con humildad la diferencia de los que dialogan, sea el cerrar las brechas, o aproximar la escucha.

Siempre hemos dicho que escuchar es percibir mas interpretar, pero por lo antes expuesto, pareciera que la validación de quién escucha sea muy importante para avanzar en una negociación, una entrega de juicios laborales, una interpelación o un diálogo. Salir del mundo de la obviedad en la que generalmente nos encontramos, es fundamental para una comunicación eficaz. A veces e inclusive, es que dos personas que discuten en temas que no le son conocidos en todo o en parte; deban ponerse de acuerdo en las distinciones de las cosas sobre las cuales se conversa. Imaginémonos una conversación entre un físico nuclear y un arquitecto, por ejemplo. Ambos deben ponerse de acuerdo en cómo llamar a las cosas. En la medida que esto ocurra, ocurrirá así mismo, un diálogo más fluido. Se pasa de conversaciones para poder tener conversaciones, a conversaciones de juicios o de coordinación de acciones.

ESCUCHAR= PERCIBIR + INTERPRETAR + VALIDAR LA ESCUCHA

También hemos mencionado a la humildad como un ingrediente para una escucha efectiva y activa. En una conversación de dos personas, no existe una sola conversación, sino tres; la de ambos, mas la de cada uno consigo mismo. Mejorar una conversación lo llamamos como  “bajarle el volumen” a nuestra conversación interna. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de perder toda la capacidad de escuchar y transformarlo en la necesidad absoluta de tratar de convencer al otro de nuestros puntos de vista.  Es entonces y quizá, que la “escuchatoria”, venga a ser una aptitud de adquieran los líderes justo en la creación del hábito de escuchar. Escucha activa, le decimos, donde el que escucha, reconoce al otro como legítimo en sus planteamientos, y acompasamos lo que dice con observaciones pertinentes, enriquecedoras, y que favorezcan la construcción de conocimiento. Eso es un poco, aprender a conversar en la paz.

La escucha activa, para llegar a ser un escuchador, debe convertirse desde la ontología del lenguaje, como una materia necesaria para todos aquellos comunicadores o profesionales de los RRHH que manejamos personas o que guiamos como líderes a otros, en su desarrollo y su desempeño.

No me queda ninguna duda, que aprender a escuchar debe ser la competencia más importante de los nuevos gerentes, los innovadores, los transformadores. Por eso, al igual que talleres de oratoria, debemos dictar talleres para aprender a escuchar, que sin duda, es la base para ser un buen orador. Esperemos entonces, que aparezca la palabra “escuchatoria


Alberto

PD: la imagen la tomé en una casa. Se trata acerca de la soledad, de mucho escuchar, de lo que queda, de la esperanza. La silla rota representa lo mucho que puede contar, y además sirve para mostrar un mundo de posibilidades que se abren desde el observar. Valga la explicación para centrar las interpretaciones y validad las imágenes entre ustedes y yo.

sábado, agosto 15, 2015

Las 5 formas como nos comunicamos


“Un arquetipo,  es el patrón ejemplar del cual otros objetos, ideas o conceptos se derivan. El término fue introducido por Carl Gustav Jung para designar cada una de las imágenes originarias constitutivas del "inconsciente colectivo" y que son comunes a toda la humanidad (por ejemplo, Viejo sabio). Configuran ciertas vivencias individuales básicas, se manifiestan simbólicamente en sueños o en delirios y son contenidos más o menos encubiertos en leyendas, cultos y mitos de todas las culturas”. (Wikipedia,2015)


Aire,agua, tierra y fuego


Las emociones ya han dejado de ser un mito organizacional. Ahora con la película “Inside out”, (Intensamente ) de Disney-Pixar, se ha vuelto viral como tema de conversación, el efecto que tienen nuestras emociones en nuestra vida diaria. Y es que la película no solamente muestra como es la intrincada vida de una pre adolescente, sino que avanza al final, a mostrar como son los controles internos en los adultos, desde las emociones y cómo aquellas impactan en las emociones. Plantea una diatriba de vieja data que nos cuestiona si las emociones generan acciones, o si nuestro accionar genera emociones. (o ambas simultáneas). Asi plantea, que nos ¨manejan¨, la alegría, la rabia, la tristeza, el miedo y el disgusto. Casualmente cinco. Desde la definición de Carl JUng de los arquetipos colectivos, definidos al inicio, hemos tratado de buscar fuentes de imágenes , conceptos, paradigmas y símbolos que sean de alguna forma los arquetipos del inconsciente colectivo que plantea Jung.


Las emociones vistas en la película, pudiesen formar parte de esos arquetipos sociales, ya que las emociones son universales, al igual que las fortalezas de carácter que planteara el padre de la psicología positiva, Martin Seligman, al afirmar que en todas las culturas universales, se pudo observar las mismas fortalezas humanas. Todos son arquetipos colectivos. Desde el coaching ontológico se nos explica que el comportamiento humano se puede apreciar en tres dimensiones que actúan coherentemente frente a una acción; son el lenguaje, las emociones y el cuerpo. El cuerpo también, habla y lo hace de formas diversas.  Delia Chudnovsky, una investigadora argentina, estudiosa de las formas de la comunicación, nos indica que el cuerpo puede hablar coherentemente a las emociones y el lenguaje, utilizando los cinco elementos de la naturaleza para expresarse. Desde allí, realiza propuestas de emociones y acciones asociadas al aire, agua, tierra y fuego. Lo denomina coaching corporal


Al ver la película de las emociones tuve una idea. Es interesante por una parte, que hayan mostrado a las emociones como arquetipos, no sólo en su personalidad intrínseca sino también en forma coherente con el color, la forma de vestirse, y hasta en la dualidad que presentan cada uno,  y que se puede observar cuando la tristeza se alegra y la alegría llora. ¿No son contrasentidos?. De allì surge entonces la idea que las emociones de colores pudieran estar asociadas a “continuos”, más bien de arquetipos asociados a los que tenemos desde los cinco elementos.  


Hasta ahora entonces, hemos definido los arquetipos universales y hemos apreciado las cinco emociones bàsicas. También hemos planteado que las emociones asociados a los elementos pudiesen ser continuos de una emoción, por lo que permitiría apreciar varianzas desde lo emocionalmente positivo hasta lo negativo. Desde allì entonces, se podría construir un modelo arquetípico que sería muy útil en el diseño de eventos, conferencias, charlas, deportes, ciclos, sesiones de coaching, etc. La presente interpretación no tiene carácter científico, solo es una apreciación personal, que podría tener valor para el diseño de conversaciones, o eventos. Me he basado en el modelo de la Dra Chudnovsky, “Cuerpo y Lenguaje.”, utilizado por Indelser como material de apoyo en la formación de Coaches.


Del aire.  Este elemento masculino, nos permite desplazarnos con rapidez, se tiene poco peso cuando caminamos en aire. El pensamiento del estado del aire es el creativo y asociado a lo que quiero hacer en este momento. Los estados de ánimo del aire en el continuo, es el estar irascible o el estar apacible. De allí viene la rabia, en uno de los extremos.


Del agua. El agua es el elemento femenino al igual que la tierra. Se encuentra en lo maternal, no tiene dirección es como el agua fluyendo, se adapta. Desde el agua indagamos qué sienten las personas y observamos que quieren hacer. Del agua como un continuo, se deriva el ser receptivo, y lo amoroso pero también se encuentra el miedo.


De la tierra. La tierra es la estabilidad, son las raíces. En las organizaciones es lo que se requiere para la estabilidad. En las empresas le decimos a las personas lo que esperamos que hagan. Emocionalmente se representa con la calma y en su extremo, la tristeza.


Del fuego. Es el elemento que nos permite movernos, avanzar, discutir. Desde el fuego invitamos a otros a hacer acciones con nosotros. Emocionalmente se representa por un lado como la ansiedad de alcanzar metas, y representa la alegría en el otro extremo.


Del espacio. Los antiguos, en la necesidad de representar la unión de los cuatro arquetipos, lo conjugaron en uno. El éter, o espacio, es lo que queda entre los objetos; es más que aire. La emoción que lo representa es la conexión global y en su extremo, la necesidad de ser reconocido. Se parece un tanto a disgusto. El espacio nos permite adaptarnos, y ser resilientes en la vida.
Las emociones entonces, pudieran agruparse ahora en elementos que los representan, bajo el supuesto que todas conllevan los dos extremos de cada continuo.


El coaching corporal, de lo que deviene esta teoría y según su autora, es “un entrenamiento orientado a la auto observación del cuerpo y a la observación del cuerpo de los demás con miras a ampliar los espacios de posibilidades de acción”. Poderoso, si trabajamos con personas que tienen emociones.


Miriam Heller, coach ontológico venezolana también ha estudiado este modelo y lo ha planteado para las sesiones de facilitación entre el expositor y quienes lo escuchan. En su trabajo “Diseñando la experiencia de aprendizaje desde mi rol de facilitador coach”, Miriam (2010), nos indica que toda conversación, evento, conferencia o entrevista debería enfocarse desde el Inicio, el Desarrollo y el Cierre. Tiene mucho que ver con el modelo del aprendizaje de Kolb, que lo estructuraba en Inmerción (inicio), Reflexion y conceptualizacion (desarrollo) y la acción (Cierre).  También podemos leer sobre los tipos de cerebros en su obra, “El arte de enseñar con todo el cerebro”


El Inicio plantea la autora debe crear el contexto apropiado y se logra mediante la activación de las emociones, se trata de evocar, recordar, vivencias comunes entre la audiencia y el tema que trae el expositor o facilitador. Se trata de enganchar a través de lo emocional y del llamado cerebro límbico. En la fase de desarrollo, actuamos con la inteligencia emocional, pues realizamos desde lo que sentimos una reflexión y una conceptualización que pudiese o no convertirse en un mapa mental. Allí trabajamos desde el neocortex que tiene sus dos hemisferios, el lado derecho o creativo y el izquierdo, el racional. Para los antiguos, valdría aca un nuevo arquetipo; lo apolínio y lo dionisiaco. En el cierre, se espera dejar al escuchador en expansión, que se lleve muchas mas preguntas que respuestas. Se trabaja allí desde el cerebro reptil.Se trata que todo tenga sentido y pueda entender en que podría aplicar lo aprendido y que se de cuenta que podría modificar la estructura cognitiva actual, mediante una transferencia de conocimientos. Esto está bien si de trata de procesos de enseñanza-aprendizaje, pero, ¿se cumple en todos los ámbitos colectivos?,  ¿qué relación observaría Ud, amigo lector entre las emociones las fases del aprendizaje y los elementos?


La respuesta sería, según lo que observo, que no existe un modelo único. Todo depende como se desee empezar y cómo se desee terminar. A tal efecto, voy a tratar de plantear algunos casos para mostrar lo que se debe y lo que no se debería hacer.


Caso 1. Juego de fútbol. Se encuentran en la fase final y este juego es decisivo. Los inchas de ambos equipos han viajado de todas partes a este encuentro, todos quieren ganar. Al igual que todo, existe un inicio, que generalmente apela a los himnos, niños con jugadores, palabras de aliento, etc. Se podría decir que existe agua, de donde se observan los temores. En el desarrollo se juega en fuego y tierra, queriendo hacer cosas e intentando hacer que el contrario las haga. Si el juego termina en pasiones, es muy probable que fuera del estadio se encuentren ambos bandos y termine en peleas. Los juegos muy intensos, deberían terminar en el elemento agua, ya sea con un concierto de alguien famoso, ambos equipos celebrando el juego, o algo emocional que los mueva hacia la aceptación del ganador-perdedor. Generalmente no se hace y terminan mal.


Caso 2. Concierto de Rock.  La gente de los espectáculos musicales pareciera que si han entendido esta práctica. Dependiendo del tipo de música, la gente se mueve hacia las emociones y una vez conectado con ellas, es probable que sigan pidiendo canciones. Es normal que el artista tenga una o dos salidas adicionales, incluidas en su pauta, pero si observamos bien, la última siempre es suave, sin efectos, solo el músico con su público, sin sonido, solo en el escenario. Desde allí, se conecta en agua y puede terminar el espectáculo y lo dejan irse. Cosa similar debería hacerse con los deportes.


Caso 3. Una sesión de coaching. Una sesión de entrega de interpretaciones se mueve entre el agua y la tierra. El asistido puede estar entre el aire y el fuego. Se puede escuchar la historia desde la actitud del elemento agua, pero en los procesos posteriores quizá el coach deba adoptar actitudes de fuego, al invitar al asistido a corporalizar el tema que lo ocupa. El cierre podría ser nuevamente desde el agua o quizá según el interés del asistido, en fuego.


Caso 4. Una conferencia o una facilitación. Una conferencia debe comenzar en indagación emocional para conectar a los asistentes con el tema, el proceso de desarrollo quizá se haga con los elementos de aire y fuego,  y para cerrar en la comprensión y la acción, en el elemento de la tierra. Como explica Miriam Heller, se trata  que la audiencia entienda de qué va el tema al inicio, con la pregunta, ¿ahh?, luego en el desarrollo, se de cuenta y reflexione con ello y diga, ahh!, y en el cierre, que en la transferencia y cambio de la visión del tema pueda decir, aja!... esto es conmigo, me hace sentido.


Caso 5. Una presentación de stand up comedy. Una sesión de comedia por ejemplo, el comediante le muestra al público cuales son sus incompetencias y de que se averguenza, o que le ha costado superar. El comediante usa el agua y desde allí, se conecta con el agua de los demás y se ríen. Cada quién se ríe de sí mismo. Luego, desde la alegría del fuego desarrolla su tema y vuelve a hacer reir. En esta etapa, el comediante hace uso de la creatividad, la gracia, la alegría, y entra en el mundo de los elementos, el espacio. Desde el espacio es que juegan los niños, donde todo es posible, donde existen reglas, rabias, miedos, alegrías, procesos y diversión. En espacio, el comediante conecta con el fuego y con el fuego de los otros, usando el aire para expandir y seguir conectándose. En el caso de la comedia, el comediante debe poder dejar a la audiencia en fuego, en la alegría. Desea dejar a la audiencia, deseando escuchar más.


En estos cinco casos, y usando las metáforas de los cinco elementos y de la rueda del aprendizaje de Kolb, articulado por Miriam Heller, es que hemos tratado de mostrar las distintas formas de iniciar y cerrar un evento. De hecho, algunos autores opinan que lo más importante son los primeros minutos de conexión con la audiencia y que luego lo demás fluye. Las conferencias y los procesos de facilitación deben conectar con las emociones al incio, para luego activar los procesos naturales de aprendizajes. El cierre se hace según lo que desee el ponente. Si desea que la audiencia se vaya con deseos de acción, lo hace desde el fuego y la alegría; si desea que se vayan tranquilos lo hace desde el agua, y lo amoroso.


Hemos mostrado las razones por las que algunos eventos como un partido de fútbol, deba cerrarse de maneras distintas a las habituales, ya que se persigue al final, que no ocurran eventos posteriores. Conocer las metáforas de los elementos nos ayudan a interpretar al otro, y ayudarlo en su proceso de aprendizaje, dado que lo que se aprende solo por el lenguaje no es tan efectivo como cuando el aprendizaje se hace emocional y mucho más aún cuando se vuelve cuerpo. Y ese cuerpo como dice la Dra. Chudnovsky, se vuelve fuego, agua, aire y tierra. Si convergen, como en un juego de niños, convergen en el mundo de posibilidades, en el espacio. Es lo que sentimos cuando vemos el corto de “Happy” interpretada por Pharrel Wiliams


Para una persona que trabaja en sistemas de comunicación es complicado transferir las mejores formas de hacer una presentación. Se complica aún más cuando mostramos que los eventos cambian según nuestra propia estructura de coherencia en cuerpo, emoción y lenguaje. Como decían los antiguos, no es la misma persona la que entra a un río, que la que sale. Por que la persona no lo es y el río tampoco. Es lo cambiante de ser, es la nueva visión filosófica de la que se ocupa la ontología del lenguaje, tan trabajado en el coaching ontológico por Humberto Maturana y por Rafael Echeverría. Se trata ahora, como decía el poeta venezolano Arturo Uslar Pietri, “sigo los pasos de quién voy siendo”.  Y para complicar la historia, nuestra percepción de lo que vamos siendo cambia según si estamos el aire, agua, fuego y tierra. (o en espacio)


A este  momento, el facilitador podría trabajar con los arquetipos que muestran la estructura de coherencia. Del lenguaje, trabaja con la oratoria, la dicción y la persuasión; desde las emociones, lo hace desde los cinco continuos, alegría, tristeza, rabia, miedo y desagrado y desde el cuerpo lo hace mediante el uso, como hemos mostrado, de los cinco elementos, aire, agua, tierra, fuego y espacio. Si este ensayo le ha sido complicado de entender, solo piense en los cinco elementos como metáforas. Desde allí, observe que le dice su cuerpo, sus emociones, su lenguaje. Todo es coherente. Las metáforas y aún más, los arquetipos son interesantes para ayudarnos a darnos cuenta de nuestro instante, y desde allí, las historias pudieran ser distintas  según cada caso. Solo como tarea; párese frente a un espejo y trate de contarse la misma historia desde cada una de las emociones. ¿Qué ve?, ¿De qué se da cuenta?, ¿Cómo puede esto serle útil cuando hable para otros?.

Nadie dijo que era fácil.

PD: la foto es una hoja seca, la tomé con el teléfono durante alguna de mis caminatas

martes, marzo 17, 2015

La paradoja del buen orador


paradoja
nombre femenino
1.     1.
Dicho o hecho que parece contrario a la lógica.
"perseguir la paz con la violencia es una extraña paradoja; la paradoja es que los denunciados son más honestos, legales y admirables que el pretendido mundo exterior, oficial y legalizado"
2.     2.
LIT
Figura de pensamiento que consiste en emplear expresiones que aparentemente envuelven contradicción.
"“nacer para vivir muriendo” es una paradoja"
Fuente: Biblioteca de Google (2015)


Una vez estuve en una conferencia, que realmente estuvo impactante. La capacidad de comunicar del orador era impecable, divertida y corporal. Sin embargo, al salir, alguien le preguntó a mí acompañante:

-¿Cómo estuvo?, preguntó

-Excelente, dijo ella

-¿De qué trató?

-No sé bien, pero lo hizo excelente…

Tener dominio de la voz y de la escena, no nos convierte en buenos oradores. Debemos poder, entrar en el mundo de las personas que nos escuchan, facilitarles procesos de aprendizajes, crear nuevos mundos emocionales que les muestren nuevos conocimientos y realidades.
La paradoja del buen orador es, que se es mejor orador, en la misma medida en que nos convertimos en mejores escuchas, . Porque hemos dicho, que el que escucha es quien valida al orador, y en ello va la capacidad de interpretar al público que lo escucha, al respeto que da el reconocimiento del “otro”, y a entender al contexto. Es por eso, que a partir de este año, los talleres que imparto de Comunicación y Oratoria, tengan como base los conocimientos ontológicos del lenguaje, en el saber escuchar. Escuchar es, percibir e interpretar.

La percepción se hace a través de nuestra biología, de nuestra realidad biológica, mientras que la interpretación se realiza por medio de nuestros valores, lo que hemos vivido, lo que pensamos y lo que las cosas son. Vivimos en mundos interpretativos, (Echeverría, 2003), y en función a ello, cada quién percibirá el mundo desde su propia realidad, en su propio momento. Este enunciado, definitivamente es paradójico desde el punto de vista de que el orador llega a un lugar a expresarse ante la gente, no a ver desde donde escucha, y como lo interpretan.

Sin embargo, quizá este principio, venga a ser lo más importante para ser un buen orador:

 ¡debe aprender a escuchar primero…!.

 ¿Y cómo aprende a escuchar?

Pues según Echeverría, (2003), son cuatro los pasos o actitudes para desarrollar esta mega competencia, ellos son:

  •      Verificar al escucha. Le preguntamos al otro, si puede parafrasear lo que dijimos y así observar en que cosas nos diferenciamos y que otras distinguimos como iguales. Igualmente el que escucha, valida al orador desde su propio mundo interpretativo. ¿Para qué hablamos?, pues para ser escuchados. Esta serie de eventos hace que el “otro” sea reconocido como un valido “otro” y desde allí, nazca la comunicación efectiva, tan importante en organizaciones y en política.
  •     Compartir inquietudes. Cuando hablamos, lo podemos hacer desde un mundo de “intenciones”, que no conducen al final a ninguna parte, o desde el mundo del compartir aquellas cosas que nos inquietan y que juntos podemos diferenciar.
  •      Indagar. Se trata que al reconocer al otro, como auténtico, y entonces se realicen las preguntas adecuadas para poder llegar a saber más del orador. La indagación es como una “danza” de preguntas y respuestas. Es a través de la indagación que podemos aprender de las cosas buenas que sabemos hacer y su aplicabilidad en las organizaciones o en la vida cotidiana.
  •     Hacernos cargo de las brechas. Si estamos en mundos interpretativos, y las cosas son como cada quien las percibe, entonces podrá pasar que existan diferencias. Esas diferencias en esta nueva comunicación ontológica es vista como brechas que separan a dos que conversan. Desarrollar la escucha es hacerse cargo de las brechas y disminuir los espacios que nos separan cuando nos comunicamos.

Otro aspecto del buen orador convertido en buen escucha, tiene que ver con el manejo de los tres dominios ontológicos; el lenguaje, el cuerpo y las emociones. Desde el conocimiento del cerebro triuno, (o los tres cerebros del hombre), podemos entender que como una buena oratoria no solo depende de la actitud, del manejo del cuerpo, del mensaje, sino de lo que les hacemos sentir en un mensaje determinado. Ya no se trata de hacerlo sentirse emocionado, olvidando el tema, sino a través del tema, sentirse emocionado. Los mensajes que nos hacen sentir emociones positivas, nunca serán olvidados y es a través de ellos que recordaremos los mensajes. Allí radica la diferencia en la nueva comunicación.

El cerebro más antiguo es el llamado “cerebro reptil” y donde se alojan las reacciones corporales para la vida, y antes, para la supervivencia. El cerebro animal, o límbico contiene o genera las emociones primarias, aquellas que también observamos en animales desarrollados. Por último, el neo-cortex tanto en su lado derecho e izquierdo controla el lenguaje y es desde allí, que podemos distinguir afirmaciones, declaraciones y juicios. La palabra es transformadora y genera acción. El buen orador debe saberlo también, y hacerse responsable por lo que dice y a quién lo dice.

El nuevo orador, ya constituido con una mejor capacidad para escuchar, (lo que lo hace así mismo, aprender a ser humilde…), aprende a manejar coherentemente sus tres dominios y los reconoce funcionando desde su cerebro triuno. El buen orador, ahora, es capaz de entender el poder de la palabra, y construye ideas y conceptos, en función de la validación de quien lo escucha y en sintonía absoluta con la capacidad que solo se desarrolla desde la humildad del que aprende a ser mejor cada día, en cada evento, en cada mensaje, en cada mirada, en cada lágrima.  El nuevo líder, no  entrega la carreta para que alguien se desplace; se monta en la carreta y tira del caballo, acompañando al pasajero en su desplazamiento.

Recomiendo leer, también


·                     Echeverría, Rafael. (2003). La Ontología del lenguaje. Editorial Sáez: Chile.
Recuperado en Sept. 2014 y disponible en pdf en,
https://www.google.co.ve/webhp?source=search_app&gfe_rd=cr&ei=5nYpVKjLJMXd8gfB3oGQDw&gws_rd=ssl#q=echeverria+ontologia+del+lenguaje+pdf
·                     Lindner, Alberto. (2014) Todo es cuestión de aprender a escuchar. Disponible en,http://facilitymanager.blogspot.com/2014/11/todo-es-cuestion-de-aprender-escuchar.html
·                     Lindner, Alberto. (2015) Aprender, Observar, escuchar, Indagar y conversar Disponible en: http://facilitymanager.blogspot.com/2015/02/aprender-observar-escuchar-indagar-y.html
·                     Maturana, Humberto. (2014) Semblanza en wikipedia. Recuperado en Sept. 2014 y disponible en http://es.wikipedia.org/wiki/Humberto_Maturana


Nota: “escuchador” no existe en el diccionario. Oir es oidor, como ver a veedor. Hablar es a orador, como la escucha es a ¿“escuchador”?