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viernes, mayo 01, 2015

El mosquito y el vector


“En esta empresa los valores no se enseñan, se contagian”

Esta es una frase de una empresa en la que trabajo dicha por uno de sus directores y accionistas. Desde el principio, ellos trabajaron con la gente, se involucraron, y transfirieron en forma directa a sus empleados, sus fortalezas, valores y creencias. Aunque hoy no están en la empresa, los valores siguen presentes y realmente se siguen contagiando.

Elsa Puncet también ha dicho que las emociones positivas se contagian, gracias a las neuronas espejo, que antes se habían observado en primates, pero que hoy, desde la neurociencia, se reconoce que pertenecen también a los humanos. Las neuronas espejo le otorgan al ser humano la capacidad de “ponerse en el lugar del otro” y también  de producir la imitación: de allí, lo de espejo. En espejo entonces, podemos contagiarnos de la risa, del buen humor, de la sonrisa, de un bostezo, de un acto amable.  De allí también, es que quizá se diga como al inicio, que los valores y principios se puedan contagiar.

Un espejo nos muestra lo que somos a la luz de la realidad, pero como metáfora nos pudiera mostrar lo que no hemos sido capaces de ver o hasta lo que quisiéramos llegar a ser en el futuro. Los comportamientos organizacionales y sociales, también pudieran estar expuestos a las neuronas espejo y producir cambios reales en las organizaciones, desde el punto de vista del bienestar y la felicidad.

¿Es la felicidad contagiosa?. La felicidad entendida desde la psicología positiva es un estado de bienestar en que nos encontramos, distinto al malestar o la infelicidad. La felicidad dicho en términos de la psicología positiva, es un continuo cuyo extremo no es la infelicidad sino la ausencia de ella. Si esto es cierto, entonces, ¿en donde esta la infelicidad?. Seguramente en otro continuo donde los aspectos negativos van desde lo obscuro de las pasiones negativas del psique hasta la capacidad de estar en un estado neutro o de bienestar relativo, es espacio perfecto para llegar a estar mejor cada día, hasta poder desarrollar nuestras fortalezas y ser la mejor versión de si mismos.

Las neuronas espejo nos abren un mundo de oportunidades para la promoción del bienestar social y organizacional. Definitivamente, las actitudes de los directores impactan positiva o negativamente en el resto. Directores enganchados en el resentimiento social, solo van a traer mas malestar, que seguramente se traduce en baja productividad, y entonces,  en un ciclo negativo, se actúe mal, produciendo menos productividad, y así hasta que se cierren operaciones o se comprenda este fenómeno y se logre comprender la necesidad de atender las necesidades de la gente.

¿Qué deben hacer las organizaciones?  Desde la nueva visión de empresas que hoy tenemos, se deben estructurar planes de bienestar completos que entiendan lo complejo del “estar comprometido” con algo, y que ese compromiso se genera desde la construcción de elementos que van por una parte, de lo meramente económico y de beneficios, y de lo intangible por el otro. Los elementos del salario intangible, estarían  formados por los aspectos relacionados con la generación del bienestar bio psico social, fundamentados en la generación de ambientes positivos, con trabajos retadores, con metas alcanzables, en lugares de trabajo orientados a la acción, con relaciones humanas orientadas a la comunicación y definitivamente enfocados al bienestar.

La enfermedad es al bienestar como el mosquito es al vector. 
Esta metáfora pretendería explicar como lograr que los ambientes de trabajo con valores y principios, se lleguen a contagiar. Desde la psicología positiva podemos estructurar planes de acción para la promoción del bienestar y para el “contagio” se requerirían coaches entrenados y capacitados, para atender a las personas y poder acompañarlas en el conocimiento y desarrollo de sus fortalezas personales, y en poder encontrar los caminos adecuados para alcanzar las metas, superando los juicios que paralizan y las emociones que limitan la acción e impiden la promoción del bienestar.


Esta dupla estará en un futuro cercano, llamada a establecer prioridades de gestión de gente orientados en establecer compromisos, una vez que se construyen empresas retadoras, orientadas al logro, al crecimiento personal, a la innovación y definitivamente a la promoción del bienestar. El bienestar y su vector.

sábado, abril 06, 2013

Del oficio del relator directivo


Muchas empresas gastan fuertes sumas de dinero para que  Consultores Industriales les digan qué hacer, hacia dónde ir, o cómo cambiar. Un poco, la nueva visión de Consultoría Artesana, contesta algunas de esas interrogantes, ya que a través de su propio talento, o con el acompañamiento de un artesano, las empresas pueden aprender de su mismo entorno, basado en sus propias experiencias y enfocados en la propia realidad.
Las empresas pueden aprender a lo largo de toda su cadena de valor y por medio de cualquiera de los estratos organizacionales, desde las empresas de organización jerárquica o piramidal, como en el ejército, o aquellas más planas, menos jerárquicas, quizá hasta matriciales, como quienes manejan proyectos y comparten sus talentos humanos en varias actividades.
Aprender justo en la cadena de valor, tiene sus ventajas: se pueden detectar los errores y los aciertos, aprender de ello, escribirlo, difundirlo y convertirlo luego en cultura, como si fuese una “mejor práctica”. En Gestión de Conocimiento, así es que se hace.  Es como “cazar” pájaros o mariposas con una cámara digital. Primero, indagas, sobre el tema para ver dónde hay lo que buscas, luego vas al sitio y lo buscas, al encontrarlo, lo “capturas” con una foto, la editas, la muestras, y todos aprenden de ello. Es un ciclo virtuoso. Los gerentes de conocimiento se dedican a estructurar políticas y adiestramientos, para enseñar a su gerencia media a detectar sus aciertos. Generar cultura de “hacerlo mejor” debería ser, ciertamente, más que una política, una estrategia de negocio, así como las de rentabilidad, posicionamiento, ventas o productividad. El conocimiento es la “Clave” de la estructura, es la herramienta holística que integra y por lo tanto, ayuda a mejorar.
Donde el tema se torna un poco más complicado (no tanto), es en la captura de lecciones aprendidas de la Junta Directiva, del Comité Ejecutivo o como se llama ahora, el Gobierno Corporativo. Y es complejo, porque es la instancia empresarial, donde se manejan las estrategias del negocio; se describen los objetivos, las metas y se diseñan las estrategias para alcanzar las metas asociadas a los objetivos. Es difícil, en tanto se parece a la Torre de babel, pues co-existen mercadeo, suministro, investigación, TI, operaciones  y finanzas. Los aprendizajes deben llevar a los directores a aprender a trabajar juntos y a romper los límites de sus parcelas relativas y momentáneas de poder. (Nadie es indispensable, el conocimiento sí). Luego de haber aprendido a trabajar proactivamente, se requiere que aprendan continuamente y no regresen al mal hábito de encapsularse nuevamente en su habitáculo directivo.
Uno de ellos, debe ser relator. Ya lo hemos dicho antes y hago las referencias a ello, uno de ellos debe ser un consultor artesano. Debe llevar minutas, debe estar vinculado a los aprendizajes, debe hacer resúmenes, debe hacer llamados de atención, debe recopilar, debe tener la capacidad de ver hacia atrás y de ver hacia adelante. Los demás deben estar atentos al momento. El CEO, (Chief Executive Manager), debe estar centrado en la visión de futuro, en el crecimiento, en la expansión, en la coordinación, en las estrategias, en la gente. Alguien debe recordarle lo que se ha hecho. Es así, como se diseñan herramientas de gestión por indicadores, que todos quieren, pero que producen molestia cuando se analizan.
El relator directivo, por consiguiente, debe estar atento a las variaciones en las interrelaciones de cada parte, en el equilibrio, en la historia de los acontecimientos, en los procesos y en la gestión del conocimiento, cosa que debería hacer a través de la relatoría. También ayuda al CEO a estructurar instrumentos que ayuden a gestionar los eventos futuros y poder anticiparse. Ahora bien, un CEO o un Comité que lea esto, quizá estaría dispuesto a pagar bastante, para que “un par” se encargue de la relatoría de las gestiones, y trate de transformar las lecciones aprendidas en mejores prácticas.
Existen empresas que los tienen, (relatores directivos), pero no los toman en cuenta. En algunos casos, va un paso adelante en tecnología de comunicación,  escribe permanentemente lo que sucede, y hace recomendaciones. En el día a día, los directivos, en sus procesos diarios y recurrentes, quizá estimen  que no  tienen tiempo para leer lo que el relator espontáneo les dice. Escribe, tiene blogs externos, corporativos, redes de contactos, realiza relatos, procesos, dicta talleres, edita revistas corporativas, y nada. A la par que esto sucede, en algunos casos, algunos directores  piensan en consultores externos que vengan a  ayudarlos. Porque a veces, el árbol, no nos deja ver el bosque. (Perdemos la visión holística e integradora).

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Del oficio del cuentacuentos

Yo lo hice

Del proceso de evolución de un bloguero