martes, enero 30, 2018

Gerenciar en la adversidad

Mi país vive una situación única en el mundo y más, para ser el país con las reservas de petróleo probadas más grandes del mundo. Tenemos escasez de alimentos y medicinas, tenemos hiper inflación, inseguridad, devaluación constante, y tenemos inestabilidad política. Muchos compatriotas en el cansancio de la espera de una rectificación de las políticas económicas, han decidido emigrar, medido esto con cifras alarmantes, que van desde los dos millones, hasta los cuatro millones de personas. Muchos países latinoamericanos han recibido a la diáspora, junto a los Estados Unidos de América y algunos países de Europa.

Venezuela se formó en  parte de una gran inmigración venida de España, Portugal, Italia y en menor grado, de Alemania, los países bajos y de los países árabes del mediterráneo. Luego vinieron de Colombia, Ecuador, Chile y Perú. Hoy, sus hijos y nietos regresan a sus países de origen, en la búsqueda de oportunidades, crecimiento profesional, seguridad física y beneficios económicos. Hablar de cuatro millones en un país de 30, es hablar de ver reducir la población en un 13%. Los que nos quedamos en el país, debemos encontrarnos con las realidades, las oportunidades, en fin, en lo positivo que hay, sobre todo si nos encontramos en cargos para gestionar el talento humano.

Gestionar talentos en situaciones extremas, nos hace desarrollar nuevas miradas en función de poder apreciar lo que tenemos, en relación a lo que vamos perdiendo. Casi a diario, es normal que la gente se despida de sus compañeros, pues en algunos casos, lo deciden ya por cansancio, o porque otras empresas de países hermanos, encuentran una oportunidad de hacerse de un recurso ya formado, con experiencia y a salarios competitivos. En estas condiciones nos toca acompañar a la gente que dice que se queda. Cada día se gana menos por efecto de la inflación y la devaluación, y se debe compensar; sin embargo en el control cambiario, se hace más difícil adquirir divisas para la compra de la materia prima, para producir productos, que de cuando en vez son regulados y se escapan de las posibilidades de producirlos a pérdidas.Las empresas así, sin producir, les acuesta acompañar a sus empleados en los ajustes.  Es la tormenta perfecta. No hay suficiente dinero para comprar las cosas muy caras,  que ya no están en anaqueles. Algunos afortunados, reciben remesas o productos venidos de afuera.

En estas condiciones como ya dijimos, debemos procurar en la medida de lo posible, que se logre conciliar el ambiente familiar y el de trabajo, que se fomente la escucha como paliativo a la ansiedad, que se implementen beneficios no monetarios en salud, comida y transporte y se desarrollen políticas de promoción del bienestar bio-psico-social y espiritual, como manda la legislación de salud internacional. No hacer nada, pensando que todos estamos mal, es la peor decisión. En estos momentos los empleados no son solo nómina, son personas en la lucha de proteger a su familia, de enviar al colegio a sus hijos, de comer apropiadamente, y sin hablar del vestido y la diversión. La alta gerencia pienso, debería estar avocada a atender y escuchar requerimientos a diario, como parte de sus funciones.

El ocuparse de la gente es vital en las empresas de hoy en día. He observado que con pocas cosas o acciones, pero frecuentes, planificadas y deliberadas en pro de la salud del trabajador, se obtengan resultados de acompañamiento, solidaridad y escucha plena en el compromiso de atender desde lo que mejor se pueda, a sus grandes necesidades. 

Ocuparse y ayudar en parte, a la preocupación que  siente el trabajador, de llegar a la casa con las manos vacías, hace que sea más productivo, atento y comprometido con el trabajo. Las tormentas perfectas pasan, seguramente. Luego, podremos dar cátedra de cómo gestionar en la adversidad total, en el entendido que una de las responsabilidades mayores que tenemos los que gestionamos gente en la empresas, sea el desarrollo de la resiliencia, para poder salir fortalecido y acompañar a los otros en su crecimiento esperado y posterior. (También podemos enseñar  a otros a ser resilientes)

En la diáspora, las empresas se encuentran con un reto mayor: el perder su conocimiento y su know how, al sustituirlo, (si consigue quién),  por personas que aun no hemos preparado o adiestrado. Uno de los grandes valores de los gerentes que nos quedamos, además, viviendo en la misma realidad, es el adiestrar y transferir lo más rápido posible, ya sea para no cometer errores, o para que un día, no nos veamos trabajando en una empresa que ya no conocemos, con gente distinta y nuevos valores. Lo malo de todo es, que los responsables de ver esta realidad, aun usen lentes de sol.

Alberto Lindner

sábado, enero 06, 2018

Mucho ruido, pocas nueces

Esta frase es el título de una obra de William Shakespeare  (Much ado about Nothing, en la versión original), estrenada como obra antes del año 1.600 y antes de que fuera publicada la primera edición impresa. El título de la obra ha sido usado en español como para describir cuando alguien hace un gran alboroto por algo en particular, que al final no termina obteniendo resultado alguno.

Los políticos en campaña electoral suelen parecerse  a esta paradoja, que aunque hace bulla no lleva alimento. La nuez es un fruto seco de cáscara muy dura, que su interior lleva una nuez. Que hagan mucho ruido y que no tengan semillas, equivale a prometer hacer, y luego no hacer nada. En la política siempre existe una intencionalidad de obtener favores a través de las promesas. Las promesas incumplidas generarán seguramente, las quejas.

La paradoja de las promesas incumplidas puede ocurrir por engaño o por incapacidad. En el ámbito político pudieran ocurrir ambas, ya que en la necesidad de obtener favores, se ofrezca algo que no sabe si se podrá cumplir. En las relaciones de pareja también puede ocurrir por ambos motivos. Es común que en la fase del cortejo inicial, quién corteja, haga uso, del total de sus habilidades y fortalezas, pero que a la larga se convierten en el proceso mismo y no en la obtención de resultados. También puede pasar, que un individuo con un alto ego, tenga las fortalezas parea seducir y enamorar pero que a la hora de la verdad, no tenga las competencias para pasar de la seducción, a la relación permanente.Este tipo de personas tienen un alto número de quejas.

En las empresas podemos encontrar este fenómeno. Los gerentes, en sus presentaciones anuales ante la Junta Directiva y en la explicación del Plan Anual, pueden llenar las láminas de procesos, proyectos y eventos. En la práctica, debería tener la capacidad de desarrollar los proyectos, con los recursos que tiene, en los costos estimados y en los tiempos de ejecución. Cuando en años sucesivos, uno llega a escuchar a los mismos gerentes en la presentación de planes complejos y muy detallados, es normal, que en alguna parte de la presentación uno llegue a pensar: “Mucho ruido y pocas nueces”.

Es por eso que el seguimiento y control sea tan importante en el desarrollo de planes organizacionales y empresariales. Los procesos según la Gerencia de proyectos, del PMI, (Project Management Institute), son solo cinco. Los de inicio, los de cierre, los de planificación, los de ejecución y los de seguimiento y control, por último. De nada vale estructurar los planes y proyectos a ejecutar, si no vienen con cronogramas de ejecución y de los procesos, que se usarán para que no se desvíen de las metas establecidas. Los proyectos de los planes gerenciales son en realidad promesas que los gerentes le plantean a las empresas. Se estructuran en base a metas rectoras, y fundades en los valores con que se cuentan.

Las promesas derivan de las ofertas que hace el gerente en la presentación de sus planes. La adecuación de las ofertas a las necesidades de la empresa, es lo que en la presentación y aprobación de la Junta Directiva, se lleguen a constituir en promesas. Las promesas son actos lingüísticos en donde alguien se compromete a cumplir, a otro que lo requiere. Su incumplimiento luego de haber sido aprobado, vendrá a devenir, ya no en quejas, sino en reclamos. Es por eso que no importa en que nivel de la organización se encuentre los planes y sus promesas, sino que lo importante es que conlleve los niveles de compromiso, las fechas de ejecución y los niveles supervisorios. Los planes y su diseño, deben ser impecables en su definición y en su ejecución. Impecables también en el control de las variables referentes a los que vamos a entregar: lo que es, lo que cuesta, y lo que dura.
Termino acá, no vaya a ser que de tanto explicar se convierta esta explicación, en mucho ruido y pocas nueces.


Alberto

Fuente de la imagen: commons.wikimedia.org