Esta frase es el título de
una obra de William Shakespeare (Much ado about Nothing, en la
versión original), estrenada como obra antes del año 1.600 y antes de
que fuera publicada la primera edición impresa. El título de la obra ha sido usado
en español como para describir cuando alguien hace un gran alboroto por algo en
particular, que al final no termina obteniendo resultado alguno.
Los
políticos en campaña electoral suelen parecerse
a esta paradoja, que aunque hace bulla no lleva alimento. La nuez es un
fruto seco de cáscara muy dura, que su interior lleva una nuez. Que hagan mucho
ruido y que no tengan semillas, equivale a prometer hacer, y luego no hacer
nada. En la política siempre existe una intencionalidad de obtener favores a
través de las promesas. Las promesas incumplidas generarán seguramente, las quejas.
La paradoja de las promesas
incumplidas puede ocurrir por engaño o por incapacidad. En el ámbito político
pudieran ocurrir ambas, ya que en la necesidad de obtener favores, se ofrezca
algo que no sabe si se podrá cumplir. En las relaciones de pareja también puede
ocurrir por ambos motivos. Es común que en la fase del cortejo inicial, quién
corteja, haga uso, del total de sus habilidades y fortalezas, pero que a la
larga se convierten en el proceso mismo y no en la obtención de resultados.
También puede pasar, que un individuo con un alto ego, tenga las fortalezas
parea seducir y enamorar pero que a la hora de la verdad, no tenga las
competencias para pasar de la seducción, a la relación permanente.Este tipo de
personas tienen un alto número de quejas.
En las empresas podemos
encontrar este fenómeno. Los gerentes, en sus presentaciones anuales ante la
Junta Directiva y en la explicación del Plan Anual, pueden llenar las láminas
de procesos, proyectos y eventos. En la práctica, debería tener la capacidad de
desarrollar los proyectos, con los recursos que tiene, en los costos estimados
y en los tiempos de ejecución. Cuando en años sucesivos, uno llega a escuchar a
los mismos gerentes en la presentación de planes complejos y muy detallados, es
normal, que en alguna parte de la presentación uno llegue a pensar: “Mucho
ruido y pocas nueces”.
Es por eso que el
seguimiento y control sea tan importante en el desarrollo de planes
organizacionales y empresariales. Los procesos según la Gerencia de proyectos,
del PMI, (Project Management Institute), son solo cinco. Los de inicio, los de
cierre, los de planificación, los de ejecución y los de seguimiento y control,
por último. De nada vale estructurar los planes y proyectos a ejecutar, si no
vienen con cronogramas de ejecución y de los procesos, que se usarán para que no
se desvíen de las metas establecidas. Los proyectos de los planes gerenciales
son en realidad promesas que los gerentes le plantean a las empresas. Se
estructuran en base a metas rectoras, y fundades en los valores con que se
cuentan.
Las promesas derivan de las
ofertas que hace el gerente en la presentación de sus planes. La adecuación de
las ofertas a las necesidades de la empresa, es lo que en la presentación y
aprobación de la Junta Directiva, se lleguen a constituir en promesas. Las
promesas son actos lingüísticos en donde alguien se compromete a cumplir, a
otro que lo requiere. Su incumplimiento luego de haber sido aprobado, vendrá a
devenir, ya no en quejas, sino en reclamos. Es por eso que no importa en que nivel
de la organización se encuentre los planes y sus promesas, sino que lo
importante es que conlleve los niveles de compromiso, las fechas de ejecución y
los niveles supervisorios. Los planes y su diseño, deben ser impecables en su
definición y en su ejecución. Impecables también en el control de las variables
referentes a los que vamos a entregar: lo que es, lo que cuesta, y lo que dura.
Termino acá, no vaya a ser
que de tanto explicar se convierta esta explicación, en mucho ruido y pocas
nueces.
Alberto
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