lunes, agosto 13, 2018

El tipo de observador que soy (o que voy siendo)


Decir,  que   “interpretamos el mundo desde el observador que soy” es una expresión muy común en los que nos educamos en coaching ontológico. Se basa en un modelo desarrollado por Rafael Echeverría quien desde la ontología del leguaje, estructuró el modelo OSAR, cuyas siglas son el acrónimo de Observador, Sistema, Acción y Resultado.  Todo observador desde donde es, acciona de una manera determinada y así, es su resultado. De allí se deriva que si uno hace siempre lo mismo, obtiene siempre los mismos resultados.

Entonces, ¿cómo se puede cambiar eso?

Pues el mismo modelo contempla dos re alimentaciones; una que va de resultados a la acción, con lo que tenemos aprendizajes de desempeño y otra cuando la re alimentación va al “observador”, llamándolo aprendizaje transformacional, pues se supone que cambia nuestra mirada de las cosas, por lo que pudiéramos decir que cambia el “ser”.

Ser, entonces, deriva en acción, pero también las acciones derivan en ser, por lo que se dice que el lenguaje tenga un poder transformacional. Eso es un postulado poderoso de la ontología del lenguaje.  No solo basta “darse cuenta” de lo que nos pasa, pues el cerebro cuenta con mecanismos especiales que nos mantienen en nuestra zona de confort, sino se trata de hacer un cambio profundo y definitivo. Por eso es que solo las sesiones de coaching no sean suficientes para cambiar; hacen falta acciones deliberadas y permanentes hasta que logremos el hábito y podamos comenzar desde un nuevo ser, o lo que hemos llamado como “estar siendo”, que es lo que somos en un momento determinado, y como diría Ortega y Gasset, en unas circunstancias especiales.

Darse cuenta, como hemos dicho, no llega a ser suficiente. Hace falta comprometerse a cambios profundos. Es posible que el coach logre que vea lo que lo limita, y al compromiso del asistido, pero el plan debe nacer de las necesidades propias del cambio, desde el propio conocimiento de sí mismo que tenga quien desea cambiar. Que se nos caiga la venda de los ojos de la cara no quiere decir que comprendamos lo nuevo que estamos observando. Quizá sea un mundo nuevo, algo desconocido. Necesitamos interactuar, visualizar a dónde queremos ir; los caminos irán apareciendo en el camino mismo. La ontología del lenguaje desde mi mirada, quizá sea la mejor manera de explorar, indagar y descubrir  el proceso de transformación, pero no suficiente. Desde la psicología positiva de Seligman podemos tener herramientas que nos permitan contar con herramientas, valores, fortalezas, y conocimientos, para que de forma deliberada y permanente, vayamos haciendo caminos. Las fortalezas de carácter de la psicología positiva nos permite conocer cuáles son las más utilizadas en el devenir del día a día de quienes somos;  no necesariamente para el que queremos ser. Lo que sucede entre el coaching ontológico lo hemos llamado sinergia, pues trabajan juntas.

Como ya dijimos, la acción deliberada y permanente construye ser y desde allí, poder realizar nuevas acciones desconocidas que nos permite llegar a ser, nuevamente. De este ciclo maravilloso, creador y expansivo, es que la psicología positiva ha llamado “el alcanzar la mejor versión de sí mismo”, versión que no es aquella que está oculta y la destapamos, sino que la construimos en cada acción de bienestar con la que nos conectamos. Seligman utiliza el acrónimo PERMA para indicar los 5 elementos de una vida plena y de bienestar. Nace de la observación y la investigación profunda en las correlaciones entre causa y efecto. Se trata de disfrutar la vida a través del uso de las emociones placenteras y positivas,  y la comprensión de las displacenteras, se trata de vivir una vida en sintonía con nuestros retos y además conectarnos en el bienestar cuando lo hacemos, se trata de una vida social, de ayuda, de familia y redes de apoyo y por último, se trata de una vida de propósito con la vida.

Cuando pensamos en la mejor versión de nosotros mismos, pensamos en el tipo de persona que deseamos alcanzar; se trata de tomas acciones, de hacerse cargo del cambio y de escoger el tipo de acciones que debemos emprender. Si para ser resiliente en el trabajo que se quiere tener, se debe desarrollar entre otras fortalezas, el agradecimiento y el sentido del humor, entonces se deben hacer las preguntas correctas:

¿Qué debo hacer para desarrollar el humor?
¿Qué es el humor para mí y qué es el humor en el medio donde voy a estar?

Allí, en esa ruta, cambiamos la percepción de las cosas y nos vamos convirtiendo en un nuevo observador, ya que emprendemos proyectos completos y complejos, a veces de larga data. Es por eso que no sea tan correcto decir, “el tipo de observador que se es”, sino “el tipo de observador que uno está siendo” en un momento determinado.

Amigo lector, como ya dije en un post pasado, si quieres cambiar el tipo de observador que eres, estudia fotografía digital. Vas a reconocer palabras que desde la metáfora le dan sentido a la acción del coaching; luces, sombras, colores, encuadres, re encuadres, movimiento, sentido, emociones, pasiones. Pensar como un tipo de observador que somos o que pensamos ser, tienen un riesgo: puede ser que con el pasar del tiempo ya el observador que pensamos ser, no se parezca al que realmente somos en ese momento. Se trata del devenir de la vida, Desde esa noción es que podemos construir la mejor versión de nosotros mismos, y que en realidad, en la mirada del observador, nunca será una película, sino solamente una foto instantánea.

Alberto
PD: la foto la tomé yo

viernes, agosto 03, 2018

"Una conversación estéril"

Hace dos semanas terminábamos una sesión de Junta Directiva y bajamos todos a comer en lo que hemos llamado un "working lunch" o comida rápida, para no perder el impulso y seguir trabajando. Fue entonces que ante el silencio, comenzamos a hablar de un tema un tanto ligero, apartado de la realidad empresarial, pero de cierto interés. Fue entonces que uno de los gerentes dijo: -"en el marco de esta conversación estéril...", dio su opinión y siguió comiendo.

Las juntas de gerentes pueden ciertamente dedicar su media hora de comida ligera a seguir hablando de lo que se hablaba a puertas cerradas; pero no en un espacio público hasta donde las "paredes escuchan". Lo otro, es hablar de temas que nos son cercanos, quizá cotidianos, que nos separa momentáneamente de los temas complejos de la organización y prepara a nuestro intelecto a una nueva etapa o sesión. Decir que una conversación es estéril, entrega un juicio de valor a quienes conversan y cierra cualquier posibilidad de amablemente, concluir el tema. Simplemente, lo escuchan se ríen, y siguen comiendo.

Según las academias, el término "estéril" se refiere a todo aquello que no da frutos o es incapaz de reproducirse. Siendo así, son palabras sin sentido, según el escucha enjuiciador, es el que le da esa categorización, simplemente para no tener que seguir escuchando. ¿Quién le da las característica de esterilidad a las palabras? Pues quién juzga sin dudas. Los que participan en la conversación pudieran hacer caso omiso, o como pasó realmente: tomas el término en juego y se hace alusión cada vez que un tema es fastidioso. Los gerentes, antes de emitir un juicio, deben esperar que la respuesta llegue a su cerebro neo cortical para que sea una respuesta pensada, justa, equilibrada, motivadora y para nada, restrictiva. En coaching ontológico decimos que en los juicios, "lo que Pedro dice de Juan, dice mas de Pedro que de Juan". Así son los juicios; son expresiones verbales, emocionales y corporales de nuestro propio ser. Desde allí podemos entender a otros en la comprensión de las intensiones que subyace detrás de las frases, Desde allí podemos en consecuencia, hacer un juicio del emisor.

Hay gerentes que no conocen el tiempo presente; siempre andan o anclados en lo que pasó o peor aun, ansiosos de lo que va a pasar. El tiempo de relax en un almuerzo, se puede dedicar a cualquier tema; pero puede pasar que alguno de los gerentes se encuentre en "otro lugar, con otras personas y en otro momento". Es posible que aleatoriamente "ataque" a aquello que le perturbe en su "ser estando en el futuro". -"Que fastidio esta gente hablando de esto", quizá llegara a pensar.

La escucha activa es una de las mayores y mejores competencias de un lider coach, aquel que indaga en vez de proponer, que busca sentido a las cosas en vez de encasillar o enjuiciar, que aprecia los valores en vez de despreciarlos, que intuye en vez de prejuzgar y que reconoce al otro en vez de sobreponerse al otro. Las conversaciones "estériles" solo existen en la realidad de quién coloca tal juicio. Algunas conversaciones superficiales son necesarias dependiendo del momento y las necesidades de las personas. Vivir en el momento, en el presente no es tarea fácil; pues la necesidad de construir el futuro nos conduce allí. El gerente debe hacer un esfuerzo entonces, de vivir con "presencia centrada", en respeto mutuo, en escucha y con la humildad necesaria desde donde reconoce que no lo sabe todo y siempre puede aprender de otras personas

Alberto

PD: la foto es mia