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viernes, agosto 03, 2018

"Una conversación estéril"

Hace dos semanas terminábamos una sesión de Junta Directiva y bajamos todos a comer en lo que hemos llamado un "working lunch" o comida rápida, para no perder el impulso y seguir trabajando. Fue entonces que ante el silencio, comenzamos a hablar de un tema un tanto ligero, apartado de la realidad empresarial, pero de cierto interés. Fue entonces que uno de los gerentes dijo: -"en el marco de esta conversación estéril...", dio su opinión y siguió comiendo.

Las juntas de gerentes pueden ciertamente dedicar su media hora de comida ligera a seguir hablando de lo que se hablaba a puertas cerradas; pero no en un espacio público hasta donde las "paredes escuchan". Lo otro, es hablar de temas que nos son cercanos, quizá cotidianos, que nos separa momentáneamente de los temas complejos de la organización y prepara a nuestro intelecto a una nueva etapa o sesión. Decir que una conversación es estéril, entrega un juicio de valor a quienes conversan y cierra cualquier posibilidad de amablemente, concluir el tema. Simplemente, lo escuchan se ríen, y siguen comiendo.

Según las academias, el término "estéril" se refiere a todo aquello que no da frutos o es incapaz de reproducirse. Siendo así, son palabras sin sentido, según el escucha enjuiciador, es el que le da esa categorización, simplemente para no tener que seguir escuchando. ¿Quién le da las característica de esterilidad a las palabras? Pues quién juzga sin dudas. Los que participan en la conversación pudieran hacer caso omiso, o como pasó realmente: tomas el término en juego y se hace alusión cada vez que un tema es fastidioso. Los gerentes, antes de emitir un juicio, deben esperar que la respuesta llegue a su cerebro neo cortical para que sea una respuesta pensada, justa, equilibrada, motivadora y para nada, restrictiva. En coaching ontológico decimos que en los juicios, "lo que Pedro dice de Juan, dice mas de Pedro que de Juan". Así son los juicios; son expresiones verbales, emocionales y corporales de nuestro propio ser. Desde allí podemos entender a otros en la comprensión de las intensiones que subyace detrás de las frases, Desde allí podemos en consecuencia, hacer un juicio del emisor.

Hay gerentes que no conocen el tiempo presente; siempre andan o anclados en lo que pasó o peor aun, ansiosos de lo que va a pasar. El tiempo de relax en un almuerzo, se puede dedicar a cualquier tema; pero puede pasar que alguno de los gerentes se encuentre en "otro lugar, con otras personas y en otro momento". Es posible que aleatoriamente "ataque" a aquello que le perturbe en su "ser estando en el futuro". -"Que fastidio esta gente hablando de esto", quizá llegara a pensar.

La escucha activa es una de las mayores y mejores competencias de un lider coach, aquel que indaga en vez de proponer, que busca sentido a las cosas en vez de encasillar o enjuiciar, que aprecia los valores en vez de despreciarlos, que intuye en vez de prejuzgar y que reconoce al otro en vez de sobreponerse al otro. Las conversaciones "estériles" solo existen en la realidad de quién coloca tal juicio. Algunas conversaciones superficiales son necesarias dependiendo del momento y las necesidades de las personas. Vivir en el momento, en el presente no es tarea fácil; pues la necesidad de construir el futuro nos conduce allí. El gerente debe hacer un esfuerzo entonces, de vivir con "presencia centrada", en respeto mutuo, en escucha y con la humildad necesaria desde donde reconoce que no lo sabe todo y siempre puede aprender de otras personas

Alberto

PD: la foto es mia

jueves, noviembre 10, 2016

La escucha activa como materia pendiente en los estudios de RRHH

Hablar es a escuchar como la oratoria lo es a la “escuchatoria

La gente que escucha se les dice escuchador, que si existe en el diccionario de la Real Academia Española, RAE. Lo propio del orador es la oratoria. Ser orador significa, contar con “el arte de hablar con elocuencia”.  Escuchatoria no aparece en ningún diccionario aun, ni en el RAE, ni en el Escolar, etc; sin embargo, pareciera que tiene sentido que exista la expresión, sobre todo si el ser escuchador, se va a convertir en una competencia del líder contemporáneo.

Escuchar, según la ontología del lenguaje, se compone de dos elementos; uno, derivado de la capacidad biológica que tenemos de percibir una imagen o un estímulo visual, y segundo, en la capacidad de poder interpretar lo que estamos observando. Por lo tanto, pueden existir innumerables factores que hacen que quién habla y quién escucha no estén en sintonía, ni hablando del mismo tema. A ese conocimiento gerencial de reconocer con humildad la diferencia de los que dialogan, sea el cerrar las brechas, o aproximar la escucha.

Siempre hemos dicho que escuchar es percibir mas interpretar, pero por lo antes expuesto, pareciera que la validación de quién escucha sea muy importante para avanzar en una negociación, una entrega de juicios laborales, una interpelación o un diálogo. Salir del mundo de la obviedad en la que generalmente nos encontramos, es fundamental para una comunicación eficaz. A veces e inclusive, es que dos personas que discuten en temas que no le son conocidos en todo o en parte; deban ponerse de acuerdo en las distinciones de las cosas sobre las cuales se conversa. Imaginémonos una conversación entre un físico nuclear y un arquitecto, por ejemplo. Ambos deben ponerse de acuerdo en cómo llamar a las cosas. En la medida que esto ocurra, ocurrirá así mismo, un diálogo más fluido. Se pasa de conversaciones para poder tener conversaciones, a conversaciones de juicios o de coordinación de acciones.

ESCUCHAR= PERCIBIR + INTERPRETAR + VALIDAR LA ESCUCHA

También hemos mencionado a la humildad como un ingrediente para una escucha efectiva y activa. En una conversación de dos personas, no existe una sola conversación, sino tres; la de ambos, mas la de cada uno consigo mismo. Mejorar una conversación lo llamamos como  “bajarle el volumen” a nuestra conversación interna. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de perder toda la capacidad de escuchar y transformarlo en la necesidad absoluta de tratar de convencer al otro de nuestros puntos de vista.  Es entonces y quizá, que la “escuchatoria”, venga a ser una aptitud de adquieran los líderes justo en la creación del hábito de escuchar. Escucha activa, le decimos, donde el que escucha, reconoce al otro como legítimo en sus planteamientos, y acompasamos lo que dice con observaciones pertinentes, enriquecedoras, y que favorezcan la construcción de conocimiento. Eso es un poco, aprender a conversar en la paz.

La escucha activa, para llegar a ser un escuchador, debe convertirse desde la ontología del lenguaje, como una materia necesaria para todos aquellos comunicadores o profesionales de los RRHH que manejamos personas o que guiamos como líderes a otros, en su desarrollo y su desempeño.

No me queda ninguna duda, que aprender a escuchar debe ser la competencia más importante de los nuevos gerentes, los innovadores, los transformadores. Por eso, al igual que talleres de oratoria, debemos dictar talleres para aprender a escuchar, que sin duda, es la base para ser un buen orador. Esperemos entonces, que aparezca la palabra “escuchatoria


Alberto

PD: la imagen la tomé en una casa. Se trata acerca de la soledad, de mucho escuchar, de lo que queda, de la esperanza. La silla rota representa lo mucho que puede contar, y además sirve para mostrar un mundo de posibilidades que se abren desde el observar. Valga la explicación para centrar las interpretaciones y validad las imágenes entre ustedes y yo.