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jueves, junio 27, 2019

El coaching es una mujer


Los hombres y las mujeres somos diferentes.  Como dicen las leyes laborales , en lo bio-psico-social-espiritual y cultural, aunque lo mas observable es lo biológico y cognitivo..  La biología lo marca con una hipófisis más grande en la mujer, tienen el lóbulo pre frontal de las emociones distinto y así, sus redes neuronales. La mujer está preparada para cuidar el bebe durante toda la gestación, lo que hace que deba tener un ejercito hormonal diferenciado y adecuado a la maternidad, lo que la hace ver, sentir y percibir otras cosas que los hombres no vemos.

Siempre se dice que la mujer tiene la capacidad de realizar más de una actividad a la vez, lo que desarrolla sin duda en la lactancia, haciendo varias cosas simultáneamente. La mujer tiene una capacidad de observación más desarrollada,  se da cuenta de los detalles y logra hacer asociaciones  cognitivas sin mayor esfuerzo. Tiene una mejor memoria que el hombre, quizá por la diferencia mostrada en la neurociencias, lo que hace que el hombre siempre tenga temor de olvidar algún detalle que la mujer no deja pasar por alto. Sin embargo, la misma diferenciación hormonal que en la mayoría de los casos que la favorecen, también la limitan, en los periodos de cambios mensuales que dicen los investigadores, se asocia con los cambios de estados de ánimo.

En lo simbólico de los elementos, se asocia a la mujer con el agua y la tierra; de allí que la llamen la “madre tierra” y al hombre con el aire y el fuego. Si bien es cierto que todos conocemos los cuatro elementos, la naturaleza femenina se acerca al amor y la fluidez del agua, y a lo centrado y enraizado de la tierra. El hombre es mas libre en el aire, y mas arriesgado y divertido en si mismo, desde el fuego.

El coaching es una nueva disciplina de acompañamiento de otras personas en nuevos desplazamientos. Se fundamenta en los postulados de la ontología del lenguaje y en el poder generador que tiene, donde uno actúa tal y como se es, pero se es tal y como actuamos. De este cambio, podemos decir que el principal objetivo del coaching sea, el cambio del ser o del observador que vamos siendo, y desde allí, hacer nuevas acciones que nos conducen a nuevos resultados. De su aprendizaje se deriva el nuevo ser en lo que llamamos el devenir, o aquello que nos va pasando mientras vivimos, buscamos, aprendemos y cambiamos.

Las competencias del coach en esencia son la impecabilidad, la confianza, el conocimiento y la competencia. La confianza entre ellas, se destaca por la relación que se forma entre quien escucha y quién quiere desplazarse. Para ello debe aprender a escuchar, a estar en armonía con el presente, en controlar su voz interior, en el respeto al otro, en la compasión y en el manejo de las distinciones verbales, corporales y emocionales. Conoce que las personas se comunican simultáneamente en esos tres aspectos y el coach puede observar la coherencia entre ellos  e indagar en lo que observa. La indagación apreciativa entonces, deviene también como una competencia que el coach utiliza para valorar al que habla.

Desde acá, me he realizado la pregunta, si el coaching tuviera género, 

¿cuál sería?. 

Yo pienso que sería una mujer. Una coach puede simultáneamente, entender la estructura de coherencia y construir preguntas a la par que observa el contenido del discurso, puede asociar esa coherencia entre los distintos ámbitos de su vida. Puede recordar toda la historia y correlacionarla con la estructura de coherencia y construir puntos de quiebre, emociones manifiestas, juicios o prejuicios , declaraciones o afirmaciones que sustentan a los juicios. Como puede hacer varias cosas a la vez se le facilita el manejo temporal de la historia en las distintas áreas de desempeño con las personas afiliadas a la historia. Al final, es capaz de estructurar una interpretación de la incompetencia y construir desde allí, acciones que le permitan, mejorar su desempeño, darse cuenta de lo que lo limita, encontrar nuevas oportunidades y poder realizar o definir planes de acción.

La buena noticia de esta interpretación, es que el hombre puede aprender desde lo que es. Al final, todos tenemos más o menos las mismas cosas pero en diferentes proporciones. Desde lo que nos iguala, el hombre estaría en la capacidad de desarrollar actitudes y aptitudes que no le son del todo propias, y llegar a tener las mismas competencias de una mujer. Lo que quiero decir, es que tanto el hombre como la mujer pueden llegar a ser los mejores coaches; pero el hombre debe trabajar más.

Cuando le hice esta pregunta a mis amigos queridos coaches de España, me contestaron que no sería una mujer. Su respuesta se orientó a que sería “andrógino” que según la RAE son los organismos que reúnen ambos sexos. Dice que el percebe es un molusco andrógino. Pues bien, el coaching sería andrógino.

Nota:

percebe
nombre masculino
  1. 1.
    Crustáceo marino de cuerpo cilíndrico y alargado protegido en su extremo por un caparazón reforzado por placas calizas; es hermafrodita, vive en las costas atlánticas, adherido a las rocas mediante un pedúnculo carnoso, y se cría formando grupos; el pedúnculo es comestible y muy apreciado. wikipedia. Foto tomada de wikipedia


domingo, mayo 18, 2014

Las conversaciones internas y los juicios como claves en la efectividad de las comunicaciones organizacionales

En el pasado post conversamos acerca de la mega competencia que debe desarrollar las empresas en el tema del “saber escuchar”. Resulta que el modelo tradicional de la comunicación y utilizado también en gestión de proyectos, nos habla mayormente desde el punto de vista de quién habla, del orador,  y de allí desarrollamos competencias en la expresión, la declamación, el tono de voz, etc. Ahora y desde la ontología del lenguaje, observamos que el receptor, como quien escucha, adquiere una gran importancia ya que es quien valida lo que dice el orador. Cada quién habla desde su historia y sistema de percepciones al igual de quién escucha. El escucha no solo percibe lo que se dice, sino que interpreta bajo su historia y cultura, lo que el otro le plantea.

Acá es que se hace necesario, que cada parte tenga o haga las mismas “distinciones de lo que habla”. Por ejemplo, que estén de acuerdo en llamar a ciertas cosas de cierta manera, y que ambos entiendan qué es una “mesa” cuando se habla de una mesa. De hecho, cuando dos personas que no se conocen conversan por primera vez, deberían tener especial cuidado de que cada escucha, tenga las mismas apreciaciones en todo momento de lo que se conversa. Es entonces que las empresas pongan especial atención, a la estructura de sus entrevistas de captación o de reclutamiento y selección, y por sobre todo de quién realiza  tales entrevistas. ¿En qué manos vamos a dejar este proceso medular de la captación de nuevos talentos de la empresa?. Al menos, en alguien capacitado en el “saber escuchar”. Las entrevistas de captación se parecen a las sesiones de coaching pues se centran en escuchar y saber hacer las preguntas correctas.

Resulta que en cada conversación, no solo ocurren, como en el modelo tradicional, quién habla y quién escucha y su realimentación, sino que debería estar incorporado en el modelo, las conversaciones internas que cada quién tiene consigo mismo, al mismo tiempo. Es por eso que en algunos casos, cuando uno está argumentando algo, haya alguien que casi se atraganta con las palabras para hablar e interrumpir, y sabemos que en ese momento al menos, no nos están escuchando, sino solo su conversación interna que generalmente está llenas de juicios. El secreto de una conversación efectiva, bajo esta nueva mirada ontológica, sea que cada quién logre mantener a “bajo volumen” la conversación simultánea que mantenemos y es la que hace que se logre re argumentar, validar lo que se dice, pedir validación, prometer, ofrecer y pedir.

La formación de juicios es inherente al ser humano. Los hombres/mujeres, nos constituimos en juicios, todo el tiempo los hacemos y es a través de ellos y de nuestra percepción, que veamos el mundo no como es, sino como lo vemos, y de allí, que cada quién lo haga de tal o cual manera, generalmente distintas a nosotros. Los juicios internos suelen estar acompañados o antecedidos según sea el caso, de emociones. Si los dejáramos fluir, sería muy probable que no nos entendiéramos o no lográramos acuerdos, he acá un breve ejemplo:
Pedro es supervisado de Juan quien acaba de presentar un proyecto realizado por Pedro y no tuvo reconocimiento especial durante el evento. Pedro habla con Juan, su jefe

                -Muy buena presentación, Jefe
                -Gracias, es un trabajo en equipo
                -Gracias por decirlo
                -Cuento contigo ahora en el desarrollo


Es una sencilla conversación que puede estar matizada por los juicios internos de cada persona que lo constituyen y los mueven. Así sería entonces,

-Muy buena presentación Jefe, (yo se la hice y ni me mencionó para agradecérmelo)
-Gracias, es un trabajo en equipo, (ya vino a reclamar que porque no lo mencioné; no era el momento)

            -Gracias por decirlo, (si claro lo dice ahora que los directivos no nos escuchan)

-Cuento contigo ahora en el desarrollo. (A lo mejor se pone bravo y no quiere comenzar el desarrollo del proyecto a tiempo, hay que vigilarlo y observar; si no lo cambio por otro)


Cuando hablamos que debemos como empresas, observar ahora el desarrollo de la competencia del “saber escuchar”, es que nos referimos a las múltiples conversaciones llenas de juicios que pueden aparecer durante un trabajo de un equipo por proyectos. Un trabajo por proyectos de cinco personas, podrá tener conversaciones cruzadas de varios miembros por que pudieran multiplicarse las conversaciones reales en la reunión y hacer tanto ruido que nadie se escuche y no se lleguen a acuerdos.

Es factible que un equipo de alto desempeño haya superado todos los juicios ocultos, cuando en su desarrollo pasaron por la fase de decirse todos los aspectos tanto positivos como negativos. En los procesos de integración, quizá sea mejor para las empresas pues los gerentes aprenden a “bajar el volumen” de su conversación interna, justo para poder escuchar al otro en el planteamiento de sus inquietudes y problemas o proposiciones. Escribir en conjunto las conversaciones ocultas, sería una buena forma de incentivar la efectividad en las comunicaciones organizacionales.

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Nota: la foto es una planta del desierto, un cardo. Es de una visita que hice con mis sobrinos al Jardín Botánico y al verlo, me recordó la canción "Bulerías" (Todo es de color), de Alejandro Sanz quién dice al inició que se calle el cardo y que hable la flor. A veces, en comunicación, el cardo y la flor son una sola cosa. La metáfora que quiero usar, es que aunque nadie se escuche, siempre hay una esperanza de acercarse, escucharse, reconocerse. Nosotros acá, sabemos muy bien que es eso...

"Todo el mundo cuenta sus penas 
pidiendo la comprensión 
quien cuenta sus alegrías 
no comprende al que sufrió 

Señor de los espacios infinitos 
tu que tienes la paz entre las manos 
derrámala Señor te lo suplico 
y enséñales a amar a mis hermanos 

De lo que pasa en el mundo 
por Dios que no entiendo "na" 
el cardo siempre gritando 
y la flor siempre "callá" 

Que grite la flor 
y que se calle el cardo 
y todo aquel que sea mi enemigo 
que sea mi hermano

Vayamos por esa senda 
a ver que luz encontramos 
esa luz que esta en la tierra 
y que los hombres apagamos 

Señor de los espacios infinitos 
tu que tienes la paz entre las manos 
derrámala Señor te lo suplico 
y enséñales a amar a mis hermanos 

Y enséñales lo bello de la vida 
y a ser consuelo en todas las heridas 

y amar con blanco amor toda la tierra 
y buscar siempre la paz, Señor 
y odiar la guerra 

Y en aquel jardín han "entrao" 
cuatro hombres ha porfía 
y sin compasión se han "llevao" 
la rosa que yo quería 
y luego la han "despreciao" 

Y quien me puede demostrar 
que Cristo no fue gitano 
ni que sabía cantar 

Las flores de tu balcon 
lloran por verte 
que lo se yo
   
Alejandro Sanz             

Lecturas:
Echeverría Rafael, Ontología del Lenguaje