Cierta vez, estando en construcción la que vendría a ser mi
primera casa como gerente, me fue indicado que debía ir a ver una excavación cercana
y escoger de entre muchas, tres o cuatro grandes piedras que tuvieran algún interés
arquitectónico, para colocarlas en el jardín.
Y resulta que en esa zona de Caracas, y por las características
del valle, se encuentran excavaciones donde aparecen piedras gigantescas
producto de grandes deslaves milenarios que fueron rellenando las laderas hasta
conformar lo que es hoy. Así es que en la parte más cercana a las laderas, es
que aparecen grandes moles de piedra.
Efectivamente, asistí a la excavación cercana y comprendí
que aquello era un favor mutuo; yo tenía mis piedras y la obras se deshacía de
ellas, para seguir excavando. Resulta que cada piedra pesaba entre 12 y 18 mil
kilogramos y tuve que traer grúas especiales y camiones que soportaran tal
carga. Así fue, como un día domingo y tras haber conseguido los permisos
correspondientes, que cargamos de un lado a otro las piedras. La ubicación, me
fue asignada según mi criterio con la única salvedad, que alguna debería ser colocada
de tal manera, que “pudiera germinar”. ¿Germinan las piedras?, me pregunté
entonces. Igual, y tras imaginarme como sería que germinan las piedras y quizá haciendo
una imagen con alguna gramínea, fue que conseguí la ubicación, y la forma de
colocarla. (La verdad es que una piedra de 12 toneladas solo se puede poner de
pocas formas).
Al cabo de unos días conocí a Lia Bermúdez, una escultora
venezolana que tenía como lenguaje artístico el “germinar de las piedras”, una
suerte de conjunción o matrimonio entre la piedra y el metal, donde la metáfora
sin duda, es el florecimiento del material inerte. Debo decir que eso es una
parte maravillosa del construir; conocemos gente maravillosa. Lia es una
persona sensible, humilde, profunda y muy creativa. En el proceso de la
siembra, vimos, germinar a las piedras. Esta metáfora maravillosa la habría de recordar
por años, y ahora, tras leer a Seligman y su Psicología Positiva, es que le
puedo dar sentido escrito.
La verdad es, que las piedras aunque fuesen semillas
petrificadas, jamás tendrían ese tamaño ni alcanzarían ese peso y mucho menos esperaríamos
que germinara. Pero, en sentido estrictamente metafórico, se trata de la
posibilidad de trascender en la adversidad, superar obstáculos, aprender de
ellos y por si fuera poco, salir fortalecido. Es así como se puede florecer en
la adversidad, en la pena. Víctor Frankl decía que “el hombre crece y madura en
el dolor”. Y eso lo dijo desde un campo de concentración nazi donde pudo
describir la forma, por medio de la cual habría de florecer y sobrevivir, para
poder contar la historia.
De la Psicología Positiva conocemos que se puede aspirar a
tener la felicidad plena. Depende por una parte, de nuestra carga genética, de las
circunstancias que nos toca vivir (y en algunos casos, difícil de cambiar), y
por ultimo depende de nuestra voluntad. Casi la mitad de nuestra felicidad
depende de nosotros mismos. Se trata de conocer qué fortalezas hemos
desarrollado, y ponerlas a funcionar en la búsqueda de nuestro bienestar.
Muchas veces lo logramos y entonces la gente cercana piensa -“floreció en el
desierto”. (Con poco agua, sin tierra, pero con voluntad de vivir y de “florecer”).
Es por eso que me parece ahora, que las piedras también pueden germinar; porque
su germen se encuentra en nosotros mismos; solo hay que trabajar en cómo
hacerlo. Los seres humanos, en nuestra búsqueda del bienestar personal, podemos
en algunos casos, toparnos con la posibilidad de alcanzarlo a través de la
trascendencia. Y trascender así mismo, se puede entender cómo ayudar a otros, a
superar las adversidades. Y es en las adversidades, que algunas personas
ayudadas por otras, logran sobreponerse y evolucionar como seres humanos. Es por eso, que vemos a enfermos, lisiados,
incapacitados o discapacitados siendo felices. Trascienden a sus limitaciones y
aprenden a florecer en la adversidad. Porque algún aprendizaje he de tener, que
es el de comprobar que los procesos de la felicidad y los de la infelicidad no
se encuentran en la misma dimensión ni en el mismo sentido; donde el opuesto de
la felicidad es su ausencia y no, el sentirse infeliz o desgraciado.
La imagen fue tomada de http://normaperezreynoso.com.ar/museo-de-arte-contemporaneo-del-zulia-maracaibo-venezuela/
2 comentarios:
"Amigo! hay una inmensidad de humanidad que te distingue unido a tu extraordinaria creatividad.
He disfrutado de estas líneas sobre el arte de hacer germinar las piedras, porque en nuestra función como promotores de bienestar, encontramos a muchos para quienes sus vidas están en toneladas de resignación....una especie de tristeza, sin forma, de la cual podemos moldear imágenes que la transformen en lo que es en realidad la persona humana: Una bella obra de arte!"
Guaoo, que bellas palabras, gracias. Creo que ahora todos los promotores tenemos la meta de hacer germinar a las piedras, un abrazo,
Alberto+
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