En estos tiempos difíciles y de cambios
constantes, donde lo normal sea que no podemos producir, que hay escasez, que
haya controles mas severos por parte del Estado, es posible que el talento
humano sea adiestrado en la manera de comunicarse con efectividad con sus
supervisados y como forma de establecer contacto con sus superiores, con sus pares y con los supervisados. Las
empresas modernas, abocadas a mejorar procesos, han decidido que el
adiestramiento de su personal en herramientas de coaching ontológico sea lo
adecuado. Puedo dar fe que las empresas mas grandes de bebidas, bancarias y de
servicios en mi país, lo están haciendo. Es común escuchar a alguien decir en una conversación, “yo
soy coach”
La ontología está relacionada con “ontos”:
ser. Se trata de ver entonces, al ser que estamos siendo. Se trata del
devenir del que hablaba Nietszche y de los principios de la ontología del
lenguaje de Rafael Echeverría, que dice que nos transformamos en las acciones y
que esas acciones a su vez, pueden seguir transformándonos. Es un proceso
positivo o negativo, pero podemos decidir que ruta queremos para nosotros y para llegar a
ser diseñadores de nuestra propia alma. (Echeverría cita a otros, diciendo que
el alma es el ser en acción, lo que el alma también tenga que ver con el
devenir). El coach ontológico aprende a hacer preguntas correctas en el momento
adecuado y está consciente que ello lo puede ayudar a ver lo que no han
podido ver y hacer lo que no han podido hacer, a la par que se transforman en
ese proceso.
Las empresas que comienzan este proceso
magnífico tienen la precaución de adiestrar en cascada, de arriba hacia abajo,
pues pudiera pasar que un subordinado observe por ejemplo, la comunicación con
enfoque único de su jefe y pretenda mostrale que las cosas pueden ser
diferentes. No todos lo entenderían. El adiestramiento en cascada sin embargo,
es una labor titánica pues los jefes, en algunas ocasiones están asesorados por
su Ego y dejan que éste les diga que es lo que necesitan o no. (enfoque único
es cuando decimos “en esta empresa las cosas se hacen así…!"). El enfoque
múltiple en cambio, lo realizan los coaches desde la humildad y el sentido de que
no se posee la verdad y que se debería acordar, preguntar o conciliar. No en
todos los casos todos pasan por ese proceso.
¿Qué debe hacer un coach entonces, que
habiendo sido adiestrado en la ontología del lenguaje y el coaching del ser ya
como filosofía, y en un ascenso o un cambio de puesto, deba reportar a su
superior que no es coach?. Debe escuchar, básicamente. La escucha debería
cumplir con su poder transformador y que junto con las acciones le puedan mostrar
al otro, formas distintas de comunicarse, de mostrarse, de avanzar, de
reconocer. Un coach jamás debe imponer y menos a un superior, sino debe hacerse
las preguntas:
¿qué está pasando que no veo?, ¿cómo
puedo mostrar lo que está haciendo sino me lo pregunta?, ¿qué estoy sintiendo
con lo que me está pasando a mi que no tiene que ver con otra persona?, ¿en qué
proceso se encuentra el otro y en que podría ayudarlo para que trascienda?,
¿qué observo que le está pasando y en qué estado de ánimo está?, ¿es coherente
con sus acciones?, ¿qué me molesta de lo que me dice y que tiene que ver
conmigo?, ¿qué tipo de juicios hace y porqué los realiza?, ¿puedo trascender o
tengo que tomar decisiones?, ¿es provisional o permanente?.
El coach solo se hace preguntas y en ellas consigue caminos; es por eso que otros los buscan para salir del bosque y encontrar el camino correcto.
El coach solo se hace preguntas y en ellas consigue caminos; es por eso que otros los buscan para salir del bosque y encontrar el camino correcto.
¿Debe o puede un coach cochear a su jefe?
No veo inconveniente, aunque si es parte del problema de su jefe evidentemente
solo se convertiría en una conversación de juicios: “tu esto, tu aquello, no insistes,
no te callas, no aceptas, eres un rebelde…”. Bajo esa premisa, no se puede.
Si su jefe descubre que usted lo puede
escuchar y que además que no lo va a juzgar, sino a ayudarlo a moverse con
preguntas, es mágico entonces, que ello suceda. Al final, el coach lo que hace
es sembrar en tierra fértil, donde crecerá un árbol, y en cuya sombra alguna
vez, algún día, se sentirá en paz…
PD: el coaching ontológico es una
práctica filosófica, no es psicológica. Lo psicológico lo hacen los psicólogos,
lo filosófico lo hacemos los que seguimos el camino de la filosofía, de la
escucha, del ser aprendíz, de la humildad, de la confianza, del mágico poder
transformador de la palabra y las declaraciones.
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