Las empresas pueden aprender a lo largo de toda su cadena de
valor y por medio de cualquiera de los estratos organizacionales, desde las empresas
de organización jerárquica o piramidal, como en el ejército, o aquellas más
planas, menos jerárquicas, quizá hasta matriciales, como quienes manejan
proyectos y comparten sus talentos humanos en varias actividades.
Aprender justo en la cadena de valor, tiene sus ventajas: se
pueden detectar los errores y los aciertos, aprender de ello, escribirlo,
difundirlo y convertirlo luego en cultura, como si fuese una “mejor práctica”.
En Gestión de Conocimiento, así es que se hace.
Es como “cazar” pájaros o mariposas con una cámara digital. Primero, indagas,
sobre el tema para ver dónde hay lo que buscas, luego vas al sitio y lo buscas,
al encontrarlo, lo “capturas” con una foto, la editas, la muestras, y todos
aprenden de ello. Es un ciclo virtuoso. Los gerentes de conocimiento se dedican
a estructurar políticas y adiestramientos, para enseñar a su gerencia media a
detectar sus aciertos. Generar cultura de “hacerlo mejor” debería ser,
ciertamente, más que una política, una estrategia de negocio, así como las de
rentabilidad, posicionamiento, ventas o productividad. El conocimiento es la “Clave”
de la estructura, es la herramienta holística que integra y por lo tanto, ayuda
a mejorar.
Donde el tema se torna un poco más complicado (no tanto), es
en la captura de lecciones aprendidas de la Junta Directiva, del Comité
Ejecutivo o como se llama ahora, el Gobierno Corporativo. Y es complejo, porque
es la instancia empresarial, donde se manejan las estrategias del negocio; se
describen los objetivos, las metas y se diseñan las estrategias para alcanzar
las metas asociadas a los objetivos. Es difícil, en tanto se parece a la Torre
de babel, pues co-existen mercadeo, suministro, investigación, TI, operaciones y finanzas. Los aprendizajes deben llevar a
los directores a aprender a trabajar juntos y a romper los límites de sus
parcelas relativas y momentáneas de poder. (Nadie es indispensable, el
conocimiento sí). Luego de haber aprendido a trabajar proactivamente, se requiere
que aprendan continuamente y no regresen al mal hábito de encapsularse
nuevamente en su habitáculo directivo.
Uno de ellos, debe ser relator. Ya lo hemos dicho antes y
hago las referencias a ello, uno de ellos debe ser un consultor artesano. Debe
llevar minutas, debe estar vinculado a los aprendizajes, debe hacer resúmenes,
debe hacer llamados de atención, debe recopilar, debe tener la capacidad de ver
hacia atrás y de ver hacia adelante. Los demás deben estar atentos al momento.
El CEO, (Chief Executive Manager), debe estar centrado en la visión de futuro,
en el crecimiento, en la expansión, en la coordinación, en las estrategias, en
la gente. Alguien debe recordarle lo que se ha hecho. Es así, como se diseñan
herramientas de gestión por indicadores, que todos quieren, pero que producen molestia
cuando se analizan.
El relator directivo, por consiguiente, debe estar atento a
las variaciones en las interrelaciones de cada parte, en el equilibrio, en la
historia de los acontecimientos, en los procesos y en la gestión del
conocimiento, cosa que debería hacer a través de la relatoría. También ayuda al
CEO a estructurar instrumentos que ayuden a gestionar los eventos futuros y
poder anticiparse. Ahora bien, un CEO o un Comité que lea esto, quizá estaría
dispuesto a pagar bastante, para que “un par” se encargue de la relatoría de
las gestiones, y trate de transformar las lecciones aprendidas en mejores prácticas.
Existen empresas que los tienen, (relatores directivos),
pero no los toman en cuenta. En algunos casos, va un paso adelante en
tecnología de comunicación, escribe
permanentemente lo que sucede, y hace recomendaciones. En el día a día, los
directivos, en sus procesos diarios y recurrentes, quizá estimen que no
tienen tiempo para leer lo que el relator espontáneo les dice. Escribe,
tiene blogs externos, corporativos, redes de contactos, realiza relatos, procesos,
dicta talleres, edita revistas corporativas, y nada. A la par que esto sucede,
en algunos casos, algunos directores piensan en consultores externos que vengan a ayudarlos. Porque a veces, el árbol, no nos
deja ver el bosque. (Perdemos la visión holística e integradora).
Recomiendo leer también,
Del oficio del cuentacuentos
Yo lo hice
Del proceso de evolución de un bloguero
2 comentarios:
La visión de Consultoría Artesana es una excelente idea para el desarrollo de cualquier empresa. Mediante esta consultoría la empresa puede mejorar sus actividades por medio de su propia experiencia y así poder en un ambiente mas seguro y confiable. También es de suma importancia la consultaría para resolver problemas a los cuales no son fáciles de llegar, ya que los relatadores brindan estrategias para anticipar eventos por medio de gestiones interrelacionadas con los acontecimientos y actividades de dicha empresa.
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