sábado, agosto 11, 2007

El segundo libro...

El segundo libro que leí, fué de cuentos infantiles muy distintos al señor de la máscara que vivía en el teatro. No recuerdo su nombre, pero si una historia muy sentida que me ha acompañado siempre, con imágenes y frases.
Han pasado mas de 40 años, y creo que es un cuento de los hermanos Grimm. (Por cierto su película en los años 60 ha inspirado lo mejor de mi vida, muy a diferencia de la última versión moderna, que gracias a Dios pasó por debajo de la mesa).

El pequeño pastor (Supongo que este debe ser el título).

___Narrado como me acuerdo____


Había una vez (por supuesto), en un lejano reino, un viejo rey, que anciano ya y sin descendencia, no sabía a que persona sabia, debía nombrar su sucesor.

Cierto día, algún subdito le dijo que muy cerca vivía un pequeño pastor de ovejas, que se decía en la comunidad, poseía el Don de la sabiduría.


Acercose el Rey hasta el campo donde estaba el pequeño pastor, y tras haberle dicho quién era, lo invitó a responder a tres preguntas. (esto es lo maravilloso del cuento)


La primera: "Cuantas estrellas hay en el cielo", Contestó el pequeño pastor: -3 billones, ochocientos cuareta millones, setecientos noventamil cuatro cientas una." Y cómo lo sabes?, dijo el rey.
Contestó: -con todo respeto contádlas usted mismo.
La segunda: "Cuantas gotas de agua hay en el oceano?"
Contestó: - Mi señor, ordenádle a los rios que no lleguen al mar, ordenádle a las lluvias que dejen de caer... entonces comenzaré a contar las gotas del oceano!!
Y por último el rey preguntó: Cuanto es un segundo de la eternidad?,
Contestó el pequeño sabio, viendo a lo lejos un pequeño gorrión afilándose el pico en una roca, en lo alto de una montana:

- Cuando aquel gorrioncito haya desgastado toda la montaña afilándose el pico, habrá pasado un segundo de la eternidad!!

Y el pequeño pastor llegó a ser rey.
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Pequeñas historias, pequeños sucesos, pequeñas lecturas, son lo que nos hace ser lo que llegamos a ser.

Pequeños sucesos sin importancia, pueden llegar a determinar lo que haremos en un futuro cercano o lejano. No debemos olvidar. No debemos darle la espalda a nuestro yo-niño. Es nuestro mejor aliado y confidente.

Cuando uno se encuentra en verdadero y sincero diálogo instrospectivo, esto es fundamental y necesario.

Hablar con uno mismo es importante de vez en cuando. Si no, le dejamos esto a otras personas, corriendo el riesgo de que su apreciación no sea correcta.


Como decía nuestro eterno amigo: A veces la gente se dá cuenta de la paja en el ojo del vecino, y nos es capáz de ver la viga en el propio. (Porqué seremos así?)

Alberto

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