Era el año 2005 cuando descubrí los blogs. Se parecía a un sueño el poder escribir y que me pudieran leer en cualquier parte y en cualquier momento. Hace algunos años, en algún cumpleaños, habría declarado que de "tanto escribir, uno termina escribiendo". Y aún pienso que es así. Malcom Gladwell ha hablado y escrito que la maestría llega a las 10.000 hora. Basado en eso, debe ser también para quien escribe. Es mas, tambièn he escrito que se aplica en ser feliz. Si uno dedica 10.000 horas al bienestar y a ser feliz y a hacer felices a otros, uno debe terminar irremediablemente, siendo feliz.
Ayer sin embargo, estaba como relator, o StoryTeller de un evento, en una especie de cronista, y a los participantes les llamó la atención que haya tomado notas en manuscrito. ¿Qué pasó con lo digital?, me preguntaron. Y yo les contesté, (sin pensar mucho, cosa que no hago ahora con frecuencia):
"Cuando escribo en manuscrito se conecta mi cerebro a la mano que escribe, a través de mi corazón. Hoy necesitaba involucrar al corazón"
Y es verdad, luego pensé en esa declaración y me di cuenta que de forma instintiva, en ciertas ocasiones, lo hago. ¿Qué pasa con los que estamos sentados frente al teclado, ordenador y al monitor? Quizá sea una buena idea, tener una hoja en blanco al lado del teclado, para cuando nuestro cerebro se encuentre también en blanco, y le toque hacerse cargo al corazón.
Desde allí, y celebrando mis 11 años en la nube, es que escribo estas palabras.
Gracias por acompañarme, gracias por leerme, gracias por tomarse a veces, un tiempo para dejarme saber que piensas de lo que escribo,
Gracias por tanto,
Alberto,
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