El día 23 de abril se celebra en parte de España el día del
libro. Suelen regalar una rosa roja y un libro para conmemorar por una parte,
el nacimiento de los grandes de la escritura española, y para recordar a San
Jorge que rescató a una princesa de las garras de un terrible dragón que
azotaba el lugar, por la otra. De un certero golpe con la espada, pudo dominar
al monstruo, y de su interior brotaron rosas rojas en vez de sangre. Es por eso que
se regalan libros y rosas rojas este día. Además, suelo recordar que en la
fecha, hiciera por primera vez una pregunta, en la universidad, haciendo un
postgrado:
¿y qué es un blog?
Al año, y dictando justamente una materia de un Postgrado del Politécnico de Madrid que se ofrecía en Venezuela, con la Universidad Católica, UCAB, fue que decidí abrir un blog,
una bitácora en la web. Durante estos años he conocido a gente maravillosa en
España, Chile, Argentina, México y Venezuela compartiendo numerosos
conocimientos, hasta poder entender que los que entramos la tecnología ya
grandes, no nos iba a ser tan fácil poder convivir con ella. Y fue a Laura
Rosillo en su grande blog, que leí que existía un término que ella denominó como
“madurescentes”, algo así como ser adolescente en la madurez. Es extraordinario
tener competencias digitales luego de haber escrito cartas y trabajos en
máquinas de escribir; es fantástico poder tener acceso al conocimiento cuando
antes tenía que visitar una biblioteca, y grandioso poder escribirle a quién te quiera
leer, cuando antes era cosa de la vida si podías o llegabas a escribir un
libro.
La misma Laura Rosillo en su blog ha escrito ahora que ya no
es “inmigrante digital”, sino “residente digital”. Y me quedo con el término pues es
como aquella historia de Pigmalión, imposible de ser lo que antes fue. El proceso
es inmigrar, pero el camino es ser residente. Residentes que crean, conocen,
bloguean, digitalizan, co-crean y comparten. El mundo digital sin dudas, es lo
mejor que a nuestra generación les pudo pasar; tener el conocimiento del antes
y del después: los que vienen ya no van a saber lo que se siente en la
transición.
En estos 9 años además de declararme un blogger, también me
declaré “Consultor Artesano” dado por la alta influencia de los maestros de
España que hacen vida madurescente también, pero de vez en cuando, al menos una
vez al año, disuelven la virtualidad para verse las caras. Del compartir
digital y del presencial, ha nacido, de la mano de Julen Iturbe, el concepto de
artesanía en la consultoría. Fascinante término para denotar que se puede
construir piezas de arte en las organizaciones a partir de la técnica y de los materiales
que hallen dentro de ella. Construir realidades basados en necesidades reales y
sentidas. Soluciones hechas a la medida, cuando el consultor deja de ser lo que
era para transformarse junto a la empresa en la transferencia mágica de
conocimientos tácitos y explícitos. El consultor también cambia, eso nos
diferencia de la consultoría industrial.
La pluma que escribe también se ve afectada al estar al lado
de excelentes plumas como la de Manel, @cumclavis, la pluma de Amalio Rey,
@arey, la de Laura Rosillo, impecable, @arosillo, y la de mis amigos Pedro
Rojas, y la de Ignacio,@ignacionacho. Con todos hemos construido conocimiento,
declarando de viva voz lo certero que es la construcción del conocimiento
colectivo, aquello que la teoría de sistemas declaraba, cuando decía que el
todo era mucho más que la suma de sus partes. Es lo grande de lo holístico. En
mi país y más de cerca, a mi amigo Octavio Ballesta y su excelente blog de
RRHH, Talento en Expansión.
Ya no se debate tanto en los blogs como antes; la gente prefiere
la inmediatez de las redes sociales; y es por eso que los blogs se incorporan a
estar presentes también allí. Los comentarios ya no son los que dejan en tu
página, sino son aquellos que se van tejiendo en la creación colectiva, en los
aportes, en las veces que lo comparten. Ahora, ya en la serenidad de quién ya
tiene su certificado de residente “digital”, podemos estar presentes para
cuando la siguiente transformación llegue a ocurrir.
Este 23 de abril, en el día de San Jorge, he escogido de mi biblioteca,
10 libros que voy a compartir con mis compañeras de trabajo, junto con una rosa. (en mi piso hay 10 compañeros). Con
ellos, una nota que dice que hagan lo mismo cuando los hayan leído. Los libros
han sido por años, mi más grande tesoro; pero ahora los veo en estantes, envejecidos,
con polvo y pienso que no es justo que aquellos ,los mejores, los más necesarios,
se queden conmigo una generación completa, solo por el hecho de poseer-los
Ahora se liberan; los libros también son madurescentes y comienzan (deben
comenzar) una nueva vida. Esto es una declaración.
1 comentario:
Y que vengan muchos más, Alberto :-)
Un abrazo,
Julen
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