jueves, agosto 26, 2010

"The best project he has ever done" (post #236)

Cuando estaba por la mitad de la carrera de arquitectura, por allí en los años 77, me asignaron como docente de diseño, a un arquitecto, hijo de italianos, nacido en Venezuela, pero que realizó su carrera en los Estados Unidos. Estaba recién llegado, con la visión gringa de cómo hacer las cosas.
Massimo es su nombre, (y que me tocó de colega como 30 años después, ya yo como docente en la universidad), y nos dice en el primer encuentro:

-“Quiero que dibujen una secuencia de un objeto, desde sus líneas rectoras, evolucionando hasta poder definir el objeto en su volumen. El proceso debe ser en 25 páginas”

Bueno, 25 páginas en la evolución de un dibujo me pareció bien, aunque un poco de trabajo, ya que pensaba que con cuatro o cinco eran suficientes. Seguía pensando en mis veinticinco dibujos, cuando intervino nuevamente:

-“Quiero que compren una cartulina de 50x50 centímetros y la dividan en cinco partes iguales, por cara, produciendo 25 cuadritos. Cada cuadrito debe ser un dibujo y debe tener una evolución de 25 hojas..”

¿Quéeeeeeeeee?, pensé (hasta creo que lo llegué a decir.) Como no soy tan bueno con los números, saqué mi calculadora, y multiplique 25 X 25: 625 hojas.
Increíble, pero 625 páginas era más que una resma de papel que tiene 500. Y además solo nos dio un fin de semana para hacerlo. La verdad es que el martes siguiente, entregué mi tarea, aunque dudo que el docente haya llegado a revisarla. Lo llegamos a odiar en ese momento.
Ya estaba casi bizco de dibujar líneas de referencia que se convertían en planos, para luego empezar de cero y llegar a un 10% más, para luego empezar de cero otra vez. Me parecía como la gota que caía en la cabeza de las antiguas torturas chinas.

Estaba en la mitad de la carrera, y ya había pasado por las naturales dudas de estar estudiando la carrera correcta, pero aún en la mitad, no me sentía arquitecto. Es así como Massimo, en el segundo trabajo, nos colocó como tema, una “estación de bomberos” ubicada en un terreno real, en el este de la ciudad.
Hasta ese momento, había cumplido los requisitos como para demostrar que estaba aprendiendo, pero nada especial, que me destacara alguna vez, o me distinguiera del grupo. Pero eso cambió esa vez.
En la estación de bomberos, estudié, analicé, entrevisté a bomberos, dormí una noche en una de verdad, vestí uniforme, los entendí, verifiqué el entorno, verifiqué la vialidad, estudié materiales, alturas y hasta manejé un camión de apaga-fuegos. En resumen, me involucré.

El resultado fue un proyecto distinto, (yo lo sentí así), no había dudas, pues había nacido del análisis y de la comprensión de las necesidades y el entorno. Un bombero me llegó a decir, que para hacer un mejor proyecto, siempre tenía que ponerme en lugar del otro, para poder comprenderlo.
Era muy sencillo, (el proyecto),pero auténtico; era un poco más de lo que había podido hacer. No por Massimo, ni por sus 625 dibujos, sino porque correspondía a una relativa madurez de quien tanto diseña, en algún momento llega a diseñar.

El día de la corrección, con 72 horas sin dormir, como era la costumbre, se sentó Massimo en frente de los planos y me pidió que explicara el concepto.
No dijo nada, solo dibujó una carita redonda con una sonrisa y una aguja encima de como quién apunta a las 22 horas. No dijo nada, solo sonrió. Mas tarde, pude leer, que debajo de la carita había escrito en letra muy chiquita, lo siguiente, (en inglés por supuesto):

“the best Project he has ever done”

Y realmente esa frase, habría de acompañarme todo el resto de la carrera, y más aún, en mi joven vida profesional de entonces. Luego la cambié a “the best thing i´ll be able to do”.
Ser el mejor en lo que me propuse a ser.
Al inicio, el mejor asistente de arquitecto, el mejor residente, el mejor coordinador, el mejor planificador, el mejor consultor, (así y en ese orden), y ahora, el mejor consultor artesano, una especie de “facility manager”, un facilitador de procesos, un facilitador de proyectos.

Porque lo mejor que podemos hacer en la vida profesional, es siempre pensar que podemos hacer lo mejor posible.
Una vez me preguntaron, cuál había sido mi mejor proyecto contruido, y le dije:
-“el que viene por construir”
________________________________________
PD: la foto de este post, no tiene nada que ver con la historia. me provocó colocarla. Corresponde a unos cascos que se colocan en los piés, cuando no tenemos zapatos de seguridad. Es para minizar el riesgo de aplastarnos un dedo. (¿No tiene relación?)

5 comentarios:

Unknown dijo...

Massimo y los cuadritos, todavia me acuerdo.....Cada projecto es mejor que el enterior

Facility manager dijo...

Hola Luiza:
La única Luiza que puede acordarse de los cuadritos es Maal. Si eres tú, gusto en saludarte, luego de tantos años.,
Saludos,
Alberto

Salomón Rivero López dijo...

Excelente anécdota, amigo!... Pensar que por 1977 apenas yo estaba viendo la luz del mundo por vez primera :-)

Facility manager dijo...

Hola Salomón:
Pues gracias mil. Solo son veinte años de diferencia, jeje. El tiempo es inexorable. Pero queda la memoria para poder contarlo.,
Un abrazo y saludos por la querida Coro,
Alberto

Facility manager dijo...

Hola Salomón:
Pues gracias mil. Solo son veinte años de diferencia, jeje. El tiempo es inexorable. Pero queda la memoria para poder contarlo.,
Un abrazo y saludos por la querida Coro,
Alberto