Los paradigmas que traemos de los aprendizajes externos, a veces evitan que podamos comprender ciertos fenómenos aplicables a ciertos procesos. Uno de ellos es el cálculo o diseño de mezcla para hacer concreto u hormigón. Uno de los condicionantes de diseño es la calidad de los agregados, siendo el tamaño del grano, uno de ellos. La mezcla está en función de que las partículas de cemento una vez humedecidas puedan colocarse alrededor de los granos de áridos. Mientras más finos son, mas cantidad de cemento se requiere.
Esto se enseña en la academia como la Superficie Específica. Se muestra que debe haber un tamaño adecuado de granos para hacer más eficiente el uso del cemento. Se enseña a través de un cubo y su superficie. Supongamos que tenemos un cubo de 1 metro por lado, en total 1 metro cúbico. Si cortamos el cubo en cuatro por cada cara, se obtienen 8 cubitos de 0.50 m2 cada uno por cara. Se pregunta, ¿Qué tiene más superficie específica, el cubo o la suma de los 8 cubitos?
Cuando uno entiende el concepto, parece que es evidente, pero cuando se estudia, como un paso de una fórmula, no lo es tanto. El cubo grande tiene 6 m2 de superficie, la suma de las áreas de los 8 cubos, tienen 20 M2. Un poco más que el triple. Es por eso que mientras más cubitos tengamos, más superficie específica tendremos, que en el caso del hormigón, más cemento requerido para cubrir todas las caras. Es por eso que los finos, como el polvo y la arcilla, le hacen daño a la resistencia de la mezcla.
Otro paradigma que recuerdo, fue cuando un residente, siendo yo un asistente, le dijo al maestro cuando tenía que sustituir un tubo de 4 pulgadas:
-“Coloca dos de 2” “,
¿claro dos de 2” suman 4? Pero resulta que un tubo de 4” tiene una superficie de 81,03 cm2 mientras que dos de 2” tienen 40,52 cm2, LA MITAD..!!.
Para cubrir la necesidad de fluidos se requiere sustituir uno de 4” por cuatro de 2”, para llegar a un área sumada de 81,04 cm2.
A veces nos apresuramos a tomar decisiones que aparentemente son de lógica, pero a veces nos seguimos por paradigmas que en el caso de tubo, representa un error importante.
Cuento esto porque en gerencia pasa más o menos lo mismo, a veces nos aproximamos por exceso y a veces por defecto; pero debemos ser precisos.
Cuento esto porque en gerencia pasa más o menos lo mismo, a veces nos aproximamos por exceso y a veces por defecto; pero debemos ser precisos.
En muchas ocasiones el gerente de proyectos o el Facility manager en mantenimiento de activos, se encontrarán con problemas de difícil solución. Uno de los procesos o herramientas que recomiendo, en caso de problemas difíciles, es cortar el problema en varios sub problemas. Aumentamos la superficie específica, teniendo una gama mayor de aristas y caras ocultas que antes, con el problema global, no podíamos ver ni intuir. Cuando partimos un cubo en 8 cubos aumentamos la superficie específica en el triple del original. Más caras, mas superficies, igual a mayor número de posibilidades y soluciones.
Recientemente, tuvimos un problema que resolver. La exactitud de inventarios de una empresa debía ser mejorada. La cuenta de los que tenía el inventario teórico difícilmente coincidía con lo que obteníamos luego de realizar un conteo físico en el almacén. Durante un largo tiempo tratamos de solucionar el problema, pero a medida que avanzábamos, más complicado y difícil de manejar, se convertía.
Al estar ya seis meses en reuniones periódicas, trabajando sobre la solución del proceso, y luego de establecer parámetros de control y no obtener resultados, se decidió descomponer en cuatro sub proyectos. ¿Qué hicimos? Aumentar la superficie específica del problema al descomponerlo en cuatro.
Así dividimos el proyecto en,
a. Controles en producción generando un sub almacén de control
b. Identificación de bultos de productos para poder controlar la trazabilidad hasta el almacén
c. Inventarios periódicos, previos al inventario mensual-
d. Creación de un abasto o “picking.”
Es como un barril lleno de líquido donde colocamos un dedo para evitar que filtre y luego colocamos otro y otro; siempre hay un agujero por donde logra filtrase finalmente. Luego de sub dividir y controlar casi todas las variables, comenzamos un último, que como lecciones aprendidas, es quizá el más importante: TRABAJAR CON LA GENTE.
Recomponer el proyecto desde sus partes derivadas, es uno de los más espectaculares procesos de integración de procesos que se pueda contar. Luego de resolver cada pieza, la pieza general, se estructura y se integra en una sola y ya no vuelve a salirse de control.
Lo mismo en proyectos de mejoras en los procesos como en proyectos de productos únicos.
¿Qué aprendimos? A descomponer y a involucrar a la gente; luego la integración casi ocurra como por consecuencia. Por último y más importante aún, es que no nos equivoquemos al descomponer y sustituyamos un tubo de 4” por dos de 2”; jamás llegaríamos a la solución.
1 comentario:
Excelente análisis!! nos vemos el lunes.
Un abrazo.
Carlos
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