Estaba terminando de leer ese extraordinario de libro de Víctor Guédez, ”Aprender a Emprender” cuando tuve, lo que algunas corrientes psicológicas, ha denominado un “Insight”. Es increíble esa experiencia, ya que de alguna manera, “algo cuaja” dentro de nuestro cerebro y se prenden luces sobre significados, información y aprendizaje, convirtiéndose éste, en conocimiento.
La experiencia descrita, se trata sobre la diferencia entre hacer algo correctamente, y entre hacer lo correcto. Parecen a primera vista, y así lo entendí, que fuesen lo mismo; pero craso error en pensar eso. Dice Guédez, que es una visión entre lo eficiente y lo eficaz; entre lo basado en el conocimiento y aquel determinado por la Ética. Y es así, muchas veces nos encontramos ante tal situación, y muchas veces actuamos basado en mandatos, normas, y así lo hacemos, lo habremos hecho correctamente, pero no necesariamente habremos hecho lo correcto. Si hay que decidir, sin lugar a dudas deberemos atender a nuestra conciencia ética, a nuestra intuición y a nuestros valores, aunque nos cueste el cargo. Dice el libro también, que leyó un graffiti una vez que rezaba:
La experiencia descrita, se trata sobre la diferencia entre hacer algo correctamente, y entre hacer lo correcto. Parecen a primera vista, y así lo entendí, que fuesen lo mismo; pero craso error en pensar eso. Dice Guédez, que es una visión entre lo eficiente y lo eficaz; entre lo basado en el conocimiento y aquel determinado por la Ética. Y es así, muchas veces nos encontramos ante tal situación, y muchas veces actuamos basado en mandatos, normas, y así lo hacemos, lo habremos hecho correctamente, pero no necesariamente habremos hecho lo correcto. Si hay que decidir, sin lugar a dudas deberemos atender a nuestra conciencia ética, a nuestra intuición y a nuestros valores, aunque nos cueste el cargo. Dice el libro también, que leyó un graffiti una vez que rezaba:
“Mi inteligencia me persigue, pero yo soy más rápido que ella”
Firma: La Intuición.
Muchas veces, en la industria inmobiliaria nos encontraremos ante tal dilema y tendremos que decidir entre hacer las cosas correctamente o hacer lo correcto y en función de una problemática; más aún si el gerente es de Servicios Integrados, que además maneja Capital Humano y Recursos inmuebles; todo en función de rentabilidad de los activos empresariales.
En las organizaciones se tiene la costumbre de llamar a la alta gerencia, como “cargos de confianza”, que están sujetos a la libre remoción de los supervisores o jefes directos. Son generalmente soldados operativos, que tiene la responsabilidad de ejecutar las estrategias de la dependencia, en sintonía con los objetivos y la estrategia de la compañía.
Los cargos de libre remoción son útiles cuando se cambian las piezas claves y esta requiere gente de confianza que entienda y ejecute las acciones que serán necesarias en procesos de transición. Sin embargo, parece una paradoja, llamar “empleados de confianza” cuando son de libre remoción; o la confianza va ligadas a los ejecutivos y no a los lineamientos de la empresa como un todo. ¿Que podría haber pasado para que un supervisado, fuera removido, porque su superior le perdió la confianza? ¿Es ese un justificativo suficiente para tomar tal determinación, o en efecto, la pérdida de confianza se convierte en una herramienta para sustituir, o cambiar a un recurso eficiente alineado con la institución, por alguna causa o razón oculta?
La confianza, es en sí misma y en términos gerenciales, una delegación de poder, que realiza el supervisor con su supervisado. Le entrega, basado en el conocimiento personal de sus actitudes y aptitudes, la responsabilidad de ejecutar políticas, fundamentadas en las estrategias acordadas en un periodo de tiempo. Mal puede un ejecutivo que conoce las políticas y procedimientos, y actuando en función de los parámetros establecidos, ocasionar la pérdida de confianza del supervisor.
Dice la enciclopedia virtual de Wikipedia, que “En sociología y psicología social, la confianza es la creencia en que una persona o grupo será capaz y deseará actuar de manera adecuada en una determinada situación.De acuerdo a la mayoría de las teorías que la abordan, se trata de una suspensión temporal de la situación básica de incertidumbre acerca de las acciones de los semejantes; gracias a ella, es posible suponer un cierto grado de regularidad y predecibilidad en las acciones sociales, simplificando el funcionamiento de la sociedad”.
Si un ejecutivo actúa en sintonía con su conciencia y actuando de buena fé y en conocimiento de lo que tiene que hacer, parece improbable que podría ocasionar la pérdida de confianza, a menos que la delegación de autoridad, liderazgo y proactividad, solo sea un slogan y no una creencia internalizada y verdadera, de una visión sistémica, emprendedora e interdependiente de la organización.
Decía Porter en un libro excelente que promociona el periódico El Nacional, que un ejecutivo de una gran empresa que promueve el liderazgo compartido y la actitud emprendedora, cometió un error de alto costo económico con lo cuál pone su cargo a la disposición del jefe. Éste con cara de asombro le replica, “..y vas a renunciar, después que hemos invertido un millón de dólares en tu aprendizaje?”
Pareciera ser entonces, que la confianza no es un problema del removido, sino del supervisor que la perdió.
1 comentario:
Interesante, completa y compleja
la reflexión sobre las cosas correctas.
Hoy en día los empleados viven en una constante que es el riesgo e incertidumbre de "hasta cuando trabaja". Incertidumbre que se agranda cuando es "personal de confianza" que puede ser removido de un plumazo; por distintas razones. La que más se argumenta es "Reducciòn de Personal" pero si analizamos màs en detalle nos encontramos con que las causas de la remoción puede ir desde un rango de cero (Tal vez la incompetencia o incapacidad de la persona de asumir el reto hasta el otro extremo (Diez o valor máximo) que tiene que ver, entre otros, con los miedos que tienen algunos ejecutivos de que la capacidad y competencia de sus supervisados por lo que no les conviene tenerlo. Son una amenaza. En este punto es donde me quiero enfocar: La experiencia y el conocimiento de la persona "que sale" lo pierde la organización, no el supervisor "amenazado".
El otro punto planteado, "el de hacer las cosas correctamente según unas normas y unas reglas" pareciera ser la administración y gerencia del pasado. Esto coharta la creatividad y empuje que deben caracterizar al trabajador de hoy en día. Si la organización se mueve con unos valores que de verdad se apliquen, la gerencia deberìa enfocarse a unas reglas flexibles que se conviertan en un radio de acción donde el gerente tenga espacio para la toma de decisiones. Por supuesto, todo esto enmarcado en la ética personal, social y organizacional.
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