lunes, agosto 05, 2013

Tres Vidas



Africa es una señora de más de 30 años,(mi sobrina), está embarazada y necesita entrar en cirugía al octavo mes ya que por razones médicas, el bebe y la madre corren riesgos. La operación es exitosa, sin embargo la cesárea complicada hace que el bebé tenga que ser internado durante 15 días en terapia intensiva infantil. Quizá sea de los lugares con profesiones más complejas y estresantes pues se trata de niños recién nacidos y con problemas para ser independientes; mucha responsabilidad.

Varias veces acudí a la sala de espera de terapia intensiva a ver si podía ver a mi sobrino, pero en estos casos solo está permitido y en ciertos horarios a los padres, y de ellos me mantenía informado.

La sala de espera era pequeña, acogedora, había un pequeño escritorio, varias sillas y una gran pared llena de fotos de niños sonrientes. “Qué bonita pared”, pensé de inmediato, aunque no me parecía consecuente con la función de la sala. Como tuve que esperar algún tiempo, pude detallar las fotos: niños creciendo, felices, de todos colores y cualquier tipo de foto colocadas sin ningún orden riguroso, como de quién coloca a un ser querido en su pared.


A los días, casi para salir, tuve un pensamiento que me sorprendió: “Que tal si la pared está compuesta de los niños que han pasado por terapia y se han salvado?”

Entonces la pared si tendría sentido. A los días y tras contarles a sus padres y estos a su vez a los doctores de emergencia, tuvimos la confirmación. Es el orgullo que sienten los médicos que allí trabajan por la forma en que tratan a sus pacientes y los niveles de supervivencia. (Hasta llegue a pensar que un bebe no debería estar sus primeras horas en un lugar frio y solo aunque dejaran a la madre tocarlo dos veces al día).


Resulta que todos los que trabajan en terapia intensiva, actúan de la misma forma y han encontrado en su trabajo, el equilibrio perfecto para sus emociones y como complemento para la felicidad. El día de la salida del reten, se tardaron varias horas y fue porque todos los médicos y enfermeras abrazaban, cargaban y le daban cariño al bebé. Entonces supe que los pacientes no tienen ninguna deficiencia de afecto por su paso por terapia.


El ser humano según la sicología positiva, tiene tres vidas; la vida placentera, o vida hedonista, donde se encuentran todas las sensaciones, las pasiones, las emociones positivas, el sexo, etc; la vida comprometida, que se caracteriza por los logros, los retos que tengamos, y el compromiso que tengamos en desarrollarlas, y por último, la vida con sentido, que no es más sino trascender en la ayuda a otros, en las relaciones sociales positivas, donde se consigue el significado a las cosas y a ser mejor persona ayudando a otros a serlo, igualmente.


Los médicos y enfermeras que trabajan en terapia intensiva de este hospital, han encontrado posiblemente la mejor manera de ser felices en un trabajo extenuante, intenso y estresante; sobre todo en trascender salvando vidas infantiles. La vida placentera la practican en las relaciones de afecto entre pares, y el gran amor que le transmiten a los infantes, la vida comprometida es que han aprendido a “fluir” o perder noción del tiempo en un trabajo interesante y con logros personales y de equipo, y sus vidas con sentido las logran con la entrega desinteresada mediante la ayuda a otros, en los grupos de apoyo, en el trabajo de equipo coordinado y en colocar con orgullo, las fotos de los que han pasado por allí, en una pared de la sala de espera.


Es sin dudas, un espacio para aprender, sobre todo los que tenemos que ver con el manejo de gente. Disfrutar, lograr y trascender es lo que logran en el trabajo diario y mediante el uso de sus tres vidas.


Alberto


PD: agradezco al equipo médico, a todas sus guardias, médicos, enfermeras y técnicos por hacer su trabajo con tanto orgullo. Terapia Intensiva Infantil del Centro Médico Docente La Trinidad. CMDLT.

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