Hablar es a escuchar como la
oratoria lo es a la “escuchatoria”
La gente que escucha se les
dice escuchador, que si existe en el diccionario de la Real Academia Española,
RAE. Lo propio del orador es la oratoria. Ser orador significa, contar con “el
arte de hablar con elocuencia”. Escuchatoria no aparece en ningún
diccionario aun, ni en el RAE, ni en el Escolar, etc; sin embargo, pareciera
que tiene sentido que exista la expresión, sobre todo si el ser escuchador, se
va a convertir en una competencia del líder contemporáneo.
Escuchar, según la ontología
del lenguaje, se compone de dos elementos; uno, derivado de la capacidad biológica
que tenemos de percibir una imagen o un estímulo visual, y segundo, en la
capacidad de poder interpretar lo que estamos observando. Por lo tanto, pueden
existir innumerables factores que hacen que quién habla y quién escucha no
estén en sintonía, ni hablando del mismo tema. A ese conocimiento gerencial de
reconocer con humildad la diferencia de los que dialogan, sea el cerrar las
brechas, o aproximar la escucha.
Siempre hemos dicho que
escuchar es percibir mas interpretar, pero por lo antes expuesto, pareciera que
la validación de quién escucha sea muy importante para avanzar en una
negociación, una entrega de juicios laborales, una interpelación o un diálogo.
Salir del mundo de la obviedad en la que generalmente nos encontramos, es
fundamental para una comunicación eficaz. A veces e inclusive, es que dos
personas que discuten en temas que no le son conocidos en todo o en parte; deban
ponerse de acuerdo en las distinciones de las cosas sobre las cuales se
conversa. Imaginémonos una conversación entre un físico nuclear y un
arquitecto, por ejemplo. Ambos deben ponerse de acuerdo en cómo llamar a las
cosas. En la medida que esto ocurra, ocurrirá así mismo, un diálogo más fluido.
Se pasa de conversaciones para poder tener conversaciones, a conversaciones de
juicios o de coordinación de acciones.
ESCUCHAR=
PERCIBIR + INTERPRETAR + VALIDAR LA ESCUCHA
También hemos mencionado a
la humildad como un ingrediente para una escucha efectiva y activa. En una
conversación de dos personas, no existe una sola conversación, sino tres; la de
ambos, mas la de cada uno consigo mismo. Mejorar una conversación lo llamamos
como “bajarle el volumen” a nuestra
conversación interna. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de perder toda la
capacidad de escuchar y transformarlo en la necesidad absoluta de tratar de convencer
al otro de nuestros puntos de vista. Es
entonces y quizá, que la “escuchatoria”,
venga a ser una aptitud de adquieran los líderes justo en la creación del
hábito de escuchar. Escucha activa, le decimos, donde el que escucha, reconoce
al otro como legítimo en sus planteamientos, y acompasamos lo que dice con observaciones
pertinentes, enriquecedoras, y que favorezcan la construcción de conocimiento.
Eso es un poco, aprender a conversar en la paz.
La escucha activa, para
llegar a ser un escuchador, debe convertirse desde la ontología del lenguaje,
como una materia necesaria para todos aquellos comunicadores o profesionales de
los RRHH que manejamos personas o que guiamos como líderes a otros, en su
desarrollo y su desempeño.
No me queda ninguna duda,
que aprender a escuchar debe ser la competencia más importante de los nuevos
gerentes, los innovadores, los transformadores. Por eso, al igual que talleres
de oratoria, debemos dictar talleres para aprender a escuchar, que sin duda, es
la base para ser un buen orador. Esperemos entonces, que aparezca la palabra “escuchatoria”
Alberto
PD: la imagen la tomé en una casa. Se trata acerca de la soledad, de mucho escuchar, de lo que queda, de la esperanza. La silla rota representa lo mucho que puede contar, y además sirve para mostrar un mundo de posibilidades que se abren desde el observar. Valga la explicación para centrar las interpretaciones y validad las imágenes entre ustedes y yo.
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