Como hemos dicho, la Consultoría Artesana se diferencia de la industrial, tanto en el método como en el producto. El método artesano trabaja con lo que el consultor individualmente sabe y con los "saberes" que consigue en las mentes de las personas con las que va a formar equipo de trabajo en la empresa, mientras que en la industrial, ambos de común acuerdo, deciden implantar un producto ya realizado y probado en otras oportunidades. El consultor industrial es un medio para la implantación.
El resultado de la consultoría artesana se va a parecer a lo que se necesita en función de las dinámicas que se forman en las sesiones de trabajo y la transferencia de conocimiento que indudablemente ocurre.
El producto en la consultoría industrial ya es conocido, y se espera que las personas, una vez adiestradas, se ajusten a la nueva herramienta y a la nueva cultura.
El proceso de implantación y sus resultados también son distintos; la artesana es un trabajo colaborativo, producto de la inteligencia colectiva de la empresa, donde el artesano aporta también al conglomerado, su experiencia y su visión del mundo. En la implantación de los productos industriales, no se sabe que va a pasar exactamente, y va a depender en parte, a poder o querer vencer a la resistencia al cambio, al choque de culturas, o a la negativa de la gente a colaborar. Puede pasar también que sea exitoso. Tal es el caso de aquellos productos que las empresas requieren y son difíciles o imposibles de generar, tras una consultoría artesana, un sistema de gestión administrativa por ejemplo. Con este ejemplo podemos suponer que en la implantación de un producto industrial, se requiera gestión artesana es su implantación.
Algunas empresas, (un poco menos en mi país), suelen tener consultores internos. Estos, puede ser que se ocupen de la comunicación interna como estrategia, de los planes estratégicos, y de algunos temas metodológicos operacionales, internos. Generalmente son consultores artesanos, de basta experiencia en la industria, reconocidos en el ambiente laboral y que de vez en cuando, pudieran ser requeridos por una empresa de un ramo distinto al que trabaja. Se nos ocurre la siguiente pregunta:
¿Es posible que una empresa de un ramo A, permita a su consultor interno realizar consultoría en una empresa B de otro ramo, si no hubiese conflicto de intereses?
Posiblemente o al menos en mi país, la respuesta sería negativa. Pero ahora lo planteo de otra manera:
Caso: Existe un conocimiento novedoso en la industria que facilita procesos que ya implantó la empresa B. La empresa A piensa que sería interesante que un recurso interno aprenda a desarrollar este método. Nos hacemos dos preguntas:
¿Cuánto le costaría a la empresa A adiestrar en universidades, al consultor, para adquirir las competencias? ò,
¿Permitiría a su consultor interno hacer consultoría en la empresa B y que además saldrá con un valor adquirido al tener que trabajar en la metodología que desean adquirir?
Esto es como yo diría, es una consultoría en doble vía, donde el consultor resuelve problemas de terceros a la par que aprende a trabajar en nuevas formas de operar, y que su empresa esta requiriendo. Es un poco como hacer "pasantías laborales" en empresas, cuando uno se va a graduar de profesional. No existen conflictos éticos ni morales, cuando todas las partes están de acuerdo e involucradas; es ganar-ganar. Al final, las dos empresas se benefician mutuamente, y sin perder o ceder un recurso que le es necesario o indispensable. Esto sin dudas, es una estrategia de inteligencia de negocios. No es un cuento chino; yo lo estoy viviendo ahora.
Alberto Lindner
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