El manejo gerencial de la gente, es sin dudas, uno de los
retos más grandes que se presentan en las empresas. Desde hace mucho tiempo, la
gestión de gente dejo de ser una responsabilidad exclusiva del departamento de
RRHH, para ser compartido por todos los interesados que hacen vida en la organización,
y permiten se desarrolle la cadena de valor para poder aspirar a la paz
laboral, al co-gobierno, al crecimiento y a la rentabilidad.
Las metas empresariales se logran con la gente. Se trata
que de manera genuina, los gerentes líderes, puedan llegar con su
mensaje a la gente, y logren armonizar las estrategias, el trabajo compartido,
todo con habilidades novedosas como la “cercanía” y el compromiso. La cercanía, no es más, que
la disponibilidad, del líder mediante una comunicación eficaz que le permite
estar “disponible” la mayor parte del tiempo; tiempo el que destina para
transmitir valores, hacer coaching, conocer su talento humano, integrar y
lograr sinergia entre las partes, que al final, logra distribuir el conocimiento
grupal para hacerlo mucho más útil para todos.
La cercanía, como habilidad gerencial, por una parte, y como
situación grupal, por la otra, genera la segunda condición mencionada, que es
el compromiso. Un compromiso igualmente genuino, que hace que la visión de la
empresa se alinee en pro del logro de una meta, utilizando las actitudes y
conductas mejores que se puedan usar, para que se active la estrategia, y todos
conozcan y compartan, las formas, acciones y medios.
En la elaboración de la estrategia se debe considerar a la gente
que la va a llevar a cabo. Una estrategia teórica es inviable o solo meramente
un ejercicio teórico. Cuando se elaboran estrategias, se debe hacer en función del
recurso o talento con el que contamos, un poco de la visión artesana aplicada a
la gestión de gente.
Las estrategias se implementan a través de tácticas y planes
de acción o proyectos. Los proyectos como ya sabemos, son una serie de actividades
que realizamos para obtener un producto único en un tiempo limitado y bajo un
presupuesto estimado. Algunas empresas, diseñan productos internos para
establecer ambientes de trabajo apropiados para que se desarrolle la estrategia
y alcancemos la meta. Unos de esos proyectos son los sistemas de comunicación interna,
así como las revistas de información. Son procesos repetitivos, pero que por su
condición de producto único, los convierte en proyectos cada vez que se editan.
Hemos visto como estos “inocuos” instrumentos de información son capaces a la
larga, de activar valores y difundirlos, establecer conductas, transmitir
sueños corporativos, empoderar a los lideres, transmitir proyectos y hasta
modificar el nombre de la empresa. Los cambios culturales necesarios para
apoyar a la estrategia son de constancia, de apoyo, de seguimiento y de aceptación
por parte de toda la empresa.
A veces, estos instrumentos o proyectos recurrentes, llegan
a asentarse y a formar parte de la cultura. A veces, se cumplen cinco años y
entonces, los facilitadores del proceso, deciden celebrarlo. ¿Se deben celebrar
los logros empresariales?
Creo que sí,
sobre todo si sirven además de generar cercanía y compromiso, para estimular a la creación de equipos de
alto desempeño. Además la empresa nos dice que le interesa lo que hacemos y que celebra con nosotros nuestros logros.
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