jueves, enero 24, 2013

“Aquí te traje este cariñito”


“Aquí te traje este cariñito”

"Encender una antorcha para iluminar el camino de otros, ilumina el nuestro"

Ben Sweetland
 
 
 
 
Sucedió esta mañana. Estaba sentado en la sala de espera del médico general y llegó una señora de mediana edad, me saludó cortésmente y se dirigió a la ventana de la secretaria. Se saludaron muy amigablemente, la señora abrió su cartera y sacó un pequeño objeto que cabía en su mano cerrada, y le dijo:

-“Aquí te traje este cariñito”,
Y le entregó a su vez en la otra mano el pequeño objeto. Lo interesante de esta pequeña historia es acerca de la primero que pensé y acerca de lo que posteriormente hice.
-“Que regalo tan sencillo, es mejor no regalar nada.., (pensé)”
Resulta que en América Latina es muy común que la gente se regale cosas, y en un ambiente materialista también es común que la gente espere recibir cosas útiles y hasta a veces costosas. Tenemos la costumbre de cuando vamos de vista a una casa, uno se lleve parte de la torta o el postre en un envase de la dueña de la casa y que luego devolverá limpio, pero con algún contenido en retribución al regalo.  A veces regalamos “recuerditos”, a veces “detallitos”, y como en la historia “cariñitos”. En la historia hay dos cosas que resaltar, la primera, la frase utilizada y la segunda, mi reacción. 

La señora que llega a consulta y saluda a la secretaria, le entrega su afecto cuando le dice, “te traje este cariñito”. Cariño es afecto, es un sentimiento que a veces compartido, contribuye con el bienestar de la gente, pues genera emociones positivas que impactan en los estados de felicidad que pueden experimentar las personas. La palabra “te” indica que el regalo no es genérico sino que está dirigido a una persona específica y no a otra. Fue escogido y buscado intencionalmente y hubo de gastar tiempo en su búsqueda. Por último “traje” implica que lo busqué y no lo mandé por correo, sino a sabiendas que iba a ir al lugar, recordé que podía llevar algún ejemplo del afecto.
En la pequeña acción, de poco valor monetario pero alto en afecto podemos resaltar algunas cosas, como para resumir:

1.       Me acordé de ti

2.       Tú me importas

3.       Escogí un objeto adecuado

4.       Te lo llevé y lo compartí contigo.
Esos cuatro valores que se derivan de esa pequeña frase hicieron que me sintiera apenado por los sentimientos paradigmáticos iniciales, y materialistas. El verdadero valor del gesto no se encuentra en el valor del objeto, sino en el valor que le podamos dar a la intencionalidad y al afecto con que se entrega. Las emociones positivas, ya demostrado científicamente por la Psicología Positiva, contribuyen en la formación de la felicidad.
La felicidad está compuesta de al menos tres variables, lo que no podemos cambiar, es decir la genética, lo heredado; lo del medio ambiente que nos impacta así como las circunstancias en la que nos toca desempeñarnos,  y las virtudes y fortalezas, que si dependen de nuestra voluntad. Sentir emociones positivas es una decisión consciente que nos hace mejorar en el desempeño, y  las relaciones interpersonales, ser agradable a otros, sentirnos mejor con nosotros mismos, y favorecer el ambiente propicio para la transferencia. Regalar “cariñitos” es de bajo costo, pero de muy alto impacto. La psicología humanista, desde hace casi 40 años cuando tuve contacto con ella la primera vez, se decía, “las caricias (afectos), es lo único en el mundo que mientras más damos de ella; mas tenemos” Hoy, con la llegada de la Psicología Positiva me doy más cuenta de esta verdad.

Las empresas dedicadas a la producción de bienes y servicios, debería dedicar tiempo a la generación de ambientes que propicien la transferencia de afectos, los incentiven y los promuevan. No se trata de crear un desorden que degeneraría en caos; se trata de entender al otro, de sorprenderlo, de entusiasmarlo, de consentirlo y de sentir efectivamente, buenos sentimientos por los talentos humanos que hacen vida en la empresa. Como dije antes, se trata de muchas acciones, de poco costo, con mucha frecuencia, que generan emociones de alto impacto.
Las empresas que reconozcan en su talento humano a sus promotores de bienestar y emociones positivas, deberían dejar que sigan con sus acciones de bajo costo y de alto impacto. Seguramente, al final del día, tales cosas, pudiesen hacer la diferencia.
 

domingo, enero 20, 2013

Del lado oculto de la luna

Una vez escribí acerca de aquellas tres profesiones (tres al menos), que tenían parte de ciencia y parte de arte. En principio, la ingeniería y la arquitectura, la medicina y la cocina. Las tres profesiones mezclan el conocimiento de las cosas junto al conocimiento de la persona que es, o será objeto de su trabajo. La arquitectura es un buen ejemplo de ello, cuando un edificio es bello  además, de resistente y adecuado a su uso.

Desde los antiguos, ya se hablaba de Baco y de Apolíneo, que en mi forma de ver, no es más que el diálogo entre los dos lados del cerebro. Cuando era joven solía asistir a charlas sobre el cerebro triuno, pero era algo como oculto, donde no tenía cabida en la ciencia. Hoy en día está más que demostrado que el hombre cuenta con su cerebro interno, el reptil, el cerebro límbico, donde yacen las emociones y el amor, el neo cortical o más avanzado que recubre los otros dos y además se compone de dos hemisferios unidos por una parte callosa.
En los dos hemisferios residen todas las acciones, pensamientos y sentimientos del hombre. Para resumir, el izquierdo posee la parte matemática y lógica; el derecho la poesía y el arte. Cuando uno estudia alguna carrera científica o artística, generalmente se desarrolla mas una parte que otra, ya sea por el ejercicio o por la tendencia a la vocación del trabajo mismo. Al igual que a la arquitectura, la medicina usa de la ciencia para descubrir en cada cuerpo, distintos unos de otros, cual es el mal que los aqueja, y conseguir la cura. Si la medicina solo fuera ciencia, el médico no tendría que conocer al paciente, o el arquitecto conocer al cliente y sus necesidades.
Mucho se ha hablado en los últimos años, de la inteligencia emocional, que si recordamos lo dicho, nos plantea justo la interacción entre las dos partes del cerebro y su callo. Lo que pasa, a diferencia de las tres profesiones mencionadas, es que nos acostumbran a usar el lado racional más que el emocional. Es lógico entonces, que al llegar a ser líder se trate de actuar más con el lado izquierdo que el derecho; es decir, mayor inteligencia que emoción.
Un gerente que llegue a ser líder, tras haber culminado una profesión científica o matemática y con postgrado del mismo corte, debe reconocer que quizá no cuente con las competencias necesarias  para balancear a la organización. La gente está compuesta de inteligencia y pasión y como tal se debe gerenciar.
Un gerente artista por el contrario, necesitará balancear su parte racional y deberá hacer que lo acompañe un científico en su gestión. Ahora que la búsqueda de la felicidad ya no es una quimera, y la Psicología positiva nos muestra que es factible ser feliz, se hace necesario que en las empresas se instaure dependencias consagradas a la búsqueda del bienestar. No es posible lograrlo si solo se gerencia con un hemisferio. Hacen falta los dos, y si no lo tiene desarrollado deberá hacerse acompañar de alguien que lo complemente en su gestión. Así funcionan las cosas.

Si el cerebro fuera la luna, seguro el lado derecho sería su parte oculta.

 

jueves, enero 03, 2013

Los visionarios

2013 apunta ser un año ecléctico . El eclecticismo para la arquitectura obtiene su fuerza en la mezcla de estilos antiguos, una suerte de collage de clásicos, mientras que la revolución industrial ya estaba en auge y eran los ingenieros civiles los que estaban liderando la revolución industrial hacia finales del siglo 18.


El eclecticismo abarcó todos los ámbitos de la cultura y la escritura incluida. Este post, el primero del 2013 ha quedado ecléctico; comenzó con un mensaje y escribiendo además de algo que no conozco bien, (de que carà hablas?), traté de enmendar en el medio, y terminé escribiendo en lo que realmente creo. Y es que a veces se me olvida que en parte, un blog es una bitácora de quién escribe y no de quien está dirigida. Escribir es un poco como despojarse de algo, hacer las “pases” con uno mismo, y que luego el lector asuma que hacer con lo que le fue entregado.


Lo he dejado tal cual, me perdonan mis tres lectores..

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No todas las empresas nacieron para ser líderes. Generalmente son una o dos las que llevan el liderato. Y son líderes porque son probablemente empresas pioneras de paradigmas, es decir, innovadoras, creadoras y progresistas. El resto de las empresas, siguen al líder e innovan en otras áreas del mercado no satisfechas o menos apetecidas por los más grandes.


Los visionarios, los innovadores se encuentran entonces en las grandes empresas; se reconocen porque no hacen estudios de mercado, sino que “crean” el mercado; crean las necesidades o atienden necesidades nuevas, producto del desarrollo de nuevas tecnologías. Es lo más sorprendente de la revolución de la información y la comunicación.


En las empresas líderes, el visionario debería ser el CEO o el gerente general, que es el que estructura las estrategias corporativas a mediano y largo plazo; pero en las empresas en general, la alta gerencia se esfuerza por ser más eficiente, más rentable y tratar de crecer en el sector al que atiende. Ahora bien, ¿qué pasa si en una empresa que sigue al líder, aparece un visionario? ¿Qué debe hacer la alta gerencia si no se encuentra en su estructura?


Los visionarios por lo general son personas innovadoras, promotores del pensamiento creativo y pioneros de nuevas ideas y formatos. Son felices en áreas donde pueden opinar o trabajar con el lado creativo del cerebro, son mas de reflexión y conceptualización, que de planificación y de acción. Son intuitivos, emotivos y se actualizan permanentemente en las áreas que saben se va a desarrollar. Interpretan las tendencias de los gustos y están atentos a los cambios, a las necesidades y a los requerimientos de los clientes en general. No les gusta tanto lo específico, sino lo genérico. Casi siempre son mal interpretados porque sus opiniones se adelantan en el tiempo. Sus propuestas muchas veces no son factibles de ejecutar en un momento determinado ya que requeriría tecnología que está en proceso de desarrollo. Son ideales para acompañar a un CEO en una empresa innovadora y pionera, las que hacen los cambios. Es muy probable que estas empresas se hagan acompañar de los “incomprendidos” y este, en un lenguaje conocido y en un pensamiento compartido, logra traducirlo y llevarlo al mercado.


Volvemos entonces a la pregunta original, ¿Qué hacen las empresas con sus visionarios? Muy probablemente puedan ocurrir al menos tres opciones:


a. ante la incomprensión de la empresa, se ve relegado, apartado hasta que genera un “escudo protector” y se aísla. Es infeliz en su trabajo y muy probablemente renuncia. Podría ser un talento que pierde la sociedad.


b. La Alta Gerencia, lo detecta, lo protege y lo promueve. No sabe qué hacer con sus propuestas, pero le asignan tareas menores en las que se puede realizar profesionalmente y sentirse a gusto.


c. La Alta Gerencia, lo detecta, lo protege y promueve. Realiza trabajos previos y se arriesga en el desarrollo de prototipos. Se hacen alianzas estratégicas y hasta se puede trabajar en el desarrollo de nuevos productos y servicios, junto con el líder en alianzas estratégicas.


De las tres opciones, sin dudas, la primera es peor para todos. Contar con un visionario en la empresa, le puede brindar la posibilidad cierta, de competir a mano con los líderes del sector, y en algunos casos, y en los más arriesgados, atreverse a sentarse en primera fila, ya no para hacer estudios de mercado, sino para diseñar tendencias, reconocer futuros, y trabajar por el bienestar colectivo. Pero ya la visión estratégica de mercado donde alguno se apodera de un pedazo del pastel, ha pasado de tiempo. Se trata de ganar-ganar, de hacer crecer al mercado, de colaborar, de cooperar. Todavía vemos a las grandes empresas de tecnologías, en disputas largas, que no generan bienestar alguno; por el contrario, ponen de manifiesto la estructura que está por terminarse. La visión de mercado se hará más colaborativa y desaparecerá la “ferocidad” entre pares, para dar paso a la colaboración. No se trata de destruir al otro sino, de crecer juntos.


En este ambiente de trabajo, los visionarios serán felices y trabajaran en forma conjunta en la búsqueda del bienestar común. Hasta ahora, el mercado no ha podido lograrlo, pero lo va a lograr. Es el mercado humanista.


¿Qué pasaría si el visionario fuera el gerente de RRHH?