domingo, junio 20, 2010

LA ARQUITECTURA 2.0

Mis ideas se centraron hoy alrededor de la tecnología y la arquitectura. Me paseé por varios siglos de historia. En mis clases de materiales y Ensayos en la Universidad, cuando trataba de explicar que el uso de los materiales iba de la mano de la tecnología, lo hacía de manera sencilla y con un gráfico en la pizarra. Algo como así:

Los prehistóricos levantaron monolitos, quizá cubiertos con una piedra horizontal formando un pórtico cuyas dimensiones eran básicamente, derivadas de la resistencia de la piedra a la flexión.

Esa idea en el antiguo Egipto, derivó, como fue por muchos años más, en la búsqueda de símbolos asociados a la eternidad. Fue así que lograron, mediante barro y piedra, construir “Mastabas”, una especie de trapecio volumétrico, que resguardaría por siempre el espíritu del rey. El uso de las mastabas y la querencia de alcanzar la eternidad, hizo que los antiguos ensayaran en colocar unos sobre otros, dando como origen a las primeras y primitivas pirámides egipcias. Con los años y con la práctica, lograron en el esplendor del período antiguo, construir las esbeltas, y estables pirámides, refugio final del espíritu del dios terrenal.

Hasta este momento, el arte era reflejo de los avances tecnológicos; nada más estables que una pirámide de lados cuadrados. Con la aparición y desarrollo de la cultura de Grecia y su imperio, regresaron a la idea de los pórticos de piedra, esta vez, tallados y labrados en mármol. Sin embargo, todavía existía la limitante que habían tenido los antiguos; la resistencia a flexión de la piedra. De un problema, lograron diseñar y construir el Partenón, una serie de columnas colocadas de manera perfecta y corrigiendo los errores de la perspectiva producida por el ojo que la mira. Avanzaron mucho en los techos, ya que utilizaron la madera para cubrir espacios internos.

Grecia le da paso a Roma, y estos, absorbieron todo lo que los griegos sabían hacer; aún más, inventaron el arco, el “arco romano”. Ya la piedra colocada horizontalmente y cuyas limitaciones conocieron los griegos, no fue un obstáculo para los romanos, quienes lograron bajo la nueva tecnología, colocarlas de forma tal, que fijada en la parte superior por la “clave”, dirigiera los esfuerzos y pesos hacia las columnas. Unos de los mejores ejemplos han quedado para el asombro del mundo, el Coliseo. Arcos sobre arcos, sobre arcos, generando espacios utilitarios y con gran resistencia portante.

La edad media es un punto de inflexión interesante de analizar. La arquitectura refleja lo que no se puede leer. Las paredes, muros y puertas deben contar historias. El crecimiento de la religión cristiana, como en la defensa de los lugares santos, requiere de espacios amplios y elevados. Aunque es un mundo aparentemente no letrado, es la parte de la historia donde se logra recopilar, lo que sería el germen del renacimiento. El avance tecnológico del Románico, logra desarrollar techos de corte triangular, que estructuralmente tenderían a abrirse desde la base; de allí que aparezcan los contrafuertes sobre los muros que soportan las cargas de techos triangulares; un avance estructural y espacial. Las iglesias crecen, se hacen más altas, y para más personas; hasta que en un momento, se deriva en uno de los avances estructurales más espectaculares de la arquitectura, respondiendo a lo que se conocía de estructura: “el arbotante”.

El arbotante fue, la disolución de los pesados contrafuertes, una suerte de brazo que en forma liguera lograba detener los empujes de los techos triangulares y se separaba de los muros verticales, lo cuales ahora sin limitantes de cargas laterales, se pueden llenas de espacios, aberturas y vidrios. Con este avance, los espacios se elevaron mucho, ya que la limitante era el espacio a cubrir, pues los techos inclinados contaban con las limitantes de los materiales. Aparecieron las Catedrales Góticas, exquisita expresión de gracia, diseño y tecnología. También contaron historias en sus fachadas y muros, logrando iluminar los espacios ya liberados de los muros, con rosetones de colores.

El gótico por fin, tras largos años de ensayos y errores, y logrando superar las cargas y los espacios, le deja paso a la iluminación de la cultura, El Renacimiento. Una gran explosión en música, pintura, escultura y arquitectura. Brunelleschi, un arquitecto florentino, logra lo soñado por los góticos; ampliar el espacio entre muros. ¿Cómo lo logra? La cúpula de Florencia son dos cáscaras de frutas, una redonda y otra ojival y cuyos esfuerzos iguales y contrarios logran descargar sus pesos sin empujes solo con cargas verticales. Una solución tecnológica y estructural, sin lugar a dudas, para una necesidad espacial. San Pedro es una de las más representativas, quizá.

Del Renacimiento, se derivó el Barroco y luego el Rococó. Mucho de arte, luego de haber superado las limitaciones de cargas, pesos, materiales y espacios.

Luego viene nuevamente un punto de inflexión; los arquitectos reestudian a los clásicos, mientras aparece el caballo de hierro en el siglo XIIX. Es un punto de inflexión, pues la aparición del hierro como material de construcción hace que la arquitectura aparezca liviana, y articulada. Es la era del concreto como material de construcción, que junto con el acero, formarán el concreto armado. Ya no existen trabas para elevarse; el sueño que una vez tuvieron los constructores de las pirámides. El Neo-clasicismo es entonces, una suerte de grandes avances tecnológicos, privados por un reestudio del pasado. Es por eso que recordamos edificios altos, con fachadas clásicas. De tanto pensar y confundirse es que aparece el estilo ecléctico, una suerte de todo y de nada.

En el siglo XIX y XX explota el Modernismo, cuya escuela emblemática fue la Bauhaus, o casa de trabajo. Aparecen los grandes edificios y los grandes espacios cubiertos. Quizá uno de los más impactantes sea el “Grand Central” en Nueva York. Luego del Modernismo, llegaría el Post-Modernismo, algo así como el modernismo pero re-estudiando a los clásicos nuevamente.

Lo que he querido expresar tras estas cortas reflexiones de más de 6.000 años de historia, es que han existido limitaciones naturales derivadas de lo que se conocía del uso de los materiales y de las estructuras; luego venía la arquitectura. Con esta, las otras artes como la escritura, la pintura y la escultura. De hecho, casi siempre han estado juntas, aunque ahora lo llamemos “la integración de las artes”.

No me imagino como los escritores de historia, vayan a llamar a este período nuestro, enmarcado en la Revolución de la Información y la Comunicación. Ya las artes menores no siguen a la expresión arquitectónica de los avances tecnológicos. Son muy rápidas, agiles con alta capacidad de transformación y adecuación. Ya las artes menores no siguen a la arquitectura, sino que logran su independencia en un mundo cambiante, lleno de información nueva, de nuevos avances. Ya no se puede esperar por los maestros y sus análisis del espacio; todo avanza muy rápido. ¿Cómo va a ser la arquitectura entonces en el comienzo de este nuevo milenio, si ya no hay mucho por esperar, ni porque aparezcan nuevos “arbotantes”?

La nueva arquitectura tendrá la responsabilidad de responder al nuevo entorno, o quizá comenzará a ver hacia los clásicos nuevamente, y hasta que todo se defina. Si ve hacia adelante, deberá responder a la masificación, a la productividad, a la responsabilidad social, a la producción en serie, a las redes sociales como una realidad que se des-virtualiza, a la calidad, a la eficiencia y al compromiso. No es que denigre de tantos años de avances y de arte exquisito. Lo que me preocupa es que todavía estamos enseñando a hacerlo, como se hacía hace cuarenta años.
Si los (nos) vemos mirar hacia los clásicos nuevamente, ya sabremos a que se debe…

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