martes, marzo 02, 2021

¿Cursi yo?

 Nota: Estos temas especiales son escritos que hacemos para el CEC, El Club de Escribidores de Caracas. Siempre es bueno escribir

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¿Cursi yo?

Se decía comúnmente en los pasillos de la escuela de arquitectura, por los años 80, y hablando de las obras europeas de la arquitectura, que existía una delgada línea entre lo cursi y lo sublime. Y para eso, observábamos las grandes obras italianas, (entre las mejores universalmente hablando), pero que podían mostrarnos las dos caras de la misma moneda. Entre tantas cosas que hacíamos para formarnos como diseñadores, se encontraba hacer sillas, lámparas, cafeteras y otras cosas industriales, donde los arquitectos también hemos tenido que ver.

Más aun, dos de los grandes diseñadores de moda del país, deambularon en los mismos pasillos que yo. El diseño se presenta en múltiples facetas; lo primero que uno piensa es en algo escrito, las novelas o la poesía, y ya vimos que, en arquitectura y su contraparte, la decoración, la gran costura, los objetos industriales y así, las otras artes como la pintura, la escultura, inclusive el cine y el teatro. Al final, el diseño como una expresión humana tiene que ver directo con la misma esencia del hombre. Su producto entonces, es objeto de ser cursi o sublime, (o quedarse en la delgada línea que los divide). Pero, ¿quién dice que cosas van para un lado, o para el otro?. Usemos el tema de hoy, la cursilería, que se define en el DRAE como

pretender mostrar un refinamiento expresivo o un sentimiento apasionado pero que resulta ridículo y excesivamente delicado”.

Parece que pretender mostrar algo que resulta ridículo, es más una opinión de alguien que lo observa, haciendo  que la cursilería o el refinamiento, se encuentre en los ojos del observador y no en la cosa misma. Depende también del estado emocional en que se encuentra tanto el que emite como el que escucha. Por eso es que pasa, que los patrones estéticos varíen en el tiempo y con las modas, pero resulta también que algo que no nos gusta sin embargo, sea reconocido por la mayoría como una obra de arte. Hoy en día, reconocemos al Renacimiento del 1500 como sublime, pero ya un poco distinta al Barroco que comenzó con los “manierismos” o amaneramientos y nada que decir del Rococó, en donde todo lo recargado fue lo admirado. Hoy, lo vemos como una época, una instancia. No era o fue cursi, entonces. Cuando era estudiante, andábamos en la onda de la escuela modernista, justo en la delgada línea que nos dividía de los postmodernos. Y la historia volvió a cambiar. Comencé modernista y terminé la carrera siendo posmodernista.

Las novelas de Corín Tellado pudieran ser vistas hoy en día como exageradas o rebosadas de sentimentalismo, al igual que la ropa de los años 60 y sus pantalones campana con sus carteras tejidas, colgadas del hombro. En su momento tuvo sentido, en su momento la gente lo siguió o se identificó.

El juicio de lo cursi o sublime por último, puede tener significados distintos a cada persona, y ya dijimos que por el estado de ánimo o emoción de cada quién. También agregamos la época, la moda o las tendencias. También pudiera tener relación con la educación, a las creencias, y  a la esencia de cada uno. Pero también puede ser la suma de todo. Todo cambia si eres crítico de arte; cuyo poder se afirma en el poder que los otros le otorgan. El crítico hace su trabajo y emite opinión desde su educación y la forma de ver el mundo; el rebaño lo sigue.

El respeto al otro es parte fundamental de la noción de la apreciación de la belleza. Para la psicología positiva es una fortaleza que nos permite encontrar elementos especiales, que en situaciones cotidianas, no percibiríamos. El aprecio a la belleza comprende, además de las condiciones externas, los juicios y las opiniones, y de un reconocimiento de los elementos esenciales. Al percibir lo que percibimos, tenemos el poder de dejarnos llevar por las intenciones de quien crea. La creación es un acto de amor y como acto de amor no acepta adjetivos, mucho menos la cursilería.

Tenemos un mes tratando de definir que es la cursilería en el grupo que compartimos, y nadie ha sido capaz de acercarse a una definición creíble o de poder aplastante en su significado. Me quedo finalmente con que lo cursi está en los ojos de quién juzga, no en el objeto mismo. Por lo tanto me declaro una persona que eventualmente puede decir, hablar, emocionarse, pintar o escribir “cursiblemente”

 

Alberto Lindner

PD: La palabra “Cursiblemente”no existe en la DRAE. Es una palabra cursi…

PD2. Si alguien te increpa por algo que dices por ser un poco cursi, le dices, ¿cómo sabes que la Guaira (El puerto de Venezuela, que queda como a 20 km de CCs) es lejos…?


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