domingo, octubre 30, 2016

¿Cómo gestionar recursos humanos pero sin recursos monetarios?

En las grandes crisis económicas, los países y las empresas que allí conviven, han tenido que establecer planes estratégicos de emergencia. Mas si a ello se le suma una alta movilidad de personal, ya sea por la escasez, la alta tasa de inflación y mayormente por la inseguridad jurídica y personal. Muchos se van y se siguen yendo a otros países buscando nuevas oportunidades, nuevas opciones de vida y tranquilidad para su familia. Generalmente, en tiempos de situaciones extremas, es la directiva financiera la que se ocupa de la supervivencia empresarial.

Gestionar gente no es solo cumplir con la nómina, pagar el seguro colectivo y cumplir con la legislación en materia laboral; es hacer que el talento que nos quede tenga motivaciones internas y externas que lo orienten al trabajo productivo y efectivo. A eso lo llamamos, el compromiso laboral, (engagement). El compromiso nace de las afirmaciones que se puedan tener acerca de lo que están recibiendo en relación a sus necesidades y merecimiento no  solo de dinero. Muchos estudios han mostrado que el compromiso personal del trabajador para llegar a ser productivo y efectivo laboralmente, se basa además del tema económico, del tema emocional. Por ser así, el compromiso es un juicio que se forma desde la mirada de que el trabajador se sienta atendido, compensado y acompañado en la formación de su bienestar biopsico social y espiritual. Ya antes hemos conversado acerca de esto habiéndolo llamado la “ecología laboral”.

Desde la psicología positiva se han realizado estudios acerca de la percepción organizacional, la felicidad en el trabajo, el compromiso y en términos generales ,del bienestar laboral. Los entes internacionales como la Organización Internacional del Trabajo, OIT, la Organización Mundial para la Salud, OMS, y la Organización de la Naciones Unidas, ONU, se han encargado de hacer recomendaciones pertinentes a los países afiliados. Tanto así que por una propuesta de Bután, se ha decretado el Día Internacional de la Felicidad. El mismo Bután, mide su progreso, en vez del Producto Interno Bruto, en la Felicidad Interna Bruta. Muchos países, se encargan de esto, pero paradójicamente, los mas industrializados, pareciera que no, acompañando a países como los nuestros, que sí nos encontramos en recesión económica, ya por mas de tres años continuos.

Para esta realidad de carencias, las empresas locales dirigidas en la mirada financiera por la emergencia, han descuidado los temas intangibles que aproximan a la gente al bienestar. Es normal entonces ver, como poco a poco y en sintonía con el mismo país, se van restringiendo los beneficios intangibles, aquellos necesarios para logar el compromiso autentico y no manipulado. Se convierte entonces en una paradoja, son menos productivos porque no los atiendo, o  porque se vuelven menos productivos, dejamos de atenderlos?. En esta diatriba entre empresarios, gerentes y trabajadores, se pierden no solo recursos humanos que se van, sino laboral, de producción y de bienestar laboral.

Los ciclos de la gestión de gente son, el reclutamiento, la selección, la compensación, le gestión del desempeño y el seguimiento y control. Como vemos, la orientación financiera se sesga hacia la parte del cumplimiento estricto de las leyes, dejando de un lado a la compensación, (total), que incluye los salarios intangibles, como el acompañamiento, el coaching, la paz laboral y el adiestramiento, entre otras cosas. El la paradoja de las crisis internas en la que “no te doy porque no me das”, (dicho de ambos lados), quizá se quiera atender a esta parte olvidada y se sugieran estrategias, pero “sin recursos”. ¿Cómo se gestiona sin presupuesto a nuestro talento humano en su acompañamiento hacia la estabilidad y el bienestar laboral?

El trabajo o ambiente laboral es como una ciudad; tiene gobernanza, legislación, espacios públicos y personas que se comunican, además de servicios de salud, enseñanza y justicia. Como tal, debería funcionar, además de servir como modelos que se puedan proyectar hacia sus propias casas y familias, ya que todo es un continuo, de hecho, pasamos mas tiempo en el trabajo, que con nuestras familias. Siendo así, es necesario que atendamos aun sin presupuesto, los elementos del continuo y salgamos de la inactividad laboral y de aquella mirada de la productividad del siglo pasado. Ahora conversamos de los trabajadores o inversores del conocimiento, que esperan contraprestaciones justas por lo que saben hacer. Atender los requerimientos se hace prioritario y debemos cambiar nuestros paradigmas: es tan importante pagar el salario, que promover efectivamente el bienestar laboral. Eso incluye cero tolerancia al acoso, aceptación de la diversidad, comprensión del tema familiar, comprensión de las restricciones y otros. Trabajar sin recursos es prácticamente imposible; lo que no podemos hacer aquellos que tenemos algún grado de ingerencia en la directiva, es dejar de hacer algo, al menos, mostrar que es lo que necesitamos.

¿Que se puede hacer sin presupuesto?
  • Mostrar permanentemente a la directiva los requerimientos de bienestar
  • Establecer planes internos de adiestramiento y capacitación laboral y personal
  • Los que tenemos competencias, debemos escuchar mucho y hacer acompañamiento y coaching
  • Transferir nuestros conocimientos, sobre todo si estamos en la “Golden age”
  • Desarrollar sistemas internos de redes y de responsabilidad social
  • Hacer eventos permanentes que generen conciencia ambiental
  • Coordinar las sistemas de comunicación interna dispuestos a mostrar información oportuna, eficaz, necesaria y educativa
  • Escuchar a los trabajadores que sugieren hacer en tiempos de crisis
  • Valorar los aportes desinteresados de cada quien
  • Ayudar a romper la paradoja de la efectividad laboral
  • Promover encuentros y conversatorios que nos aproximen a la comunicación efectiva
  • Celebrar los logros tantos grupales como aquellos alcanzados por el trabajo de las personas, hijos, grados, estudios, talleres, eventos
  • Hacer seguimiento y control a los sistemas de seguridad social y que funcionen oportunamente


“Trabajar con la uñas”, como decimos en mi país, trae paradójicamente, una serie de beneficios. Primero, les muestra a otros los beneficios de la persistencia y la perseverancia. Segundo, les muestra como trabajar con creatividad y el interés por el bienestar por los otros, lo que ayuda a conceptualizar a la responsabilidad social empresarial. Por otra parte permite favorece la creación de redes de apoyo social y de interés colectivo. Por último y no menos importante, ayuda a transferir a otros lo que mejor sabemos hacer y que en otras condiciones no sucedería. Es por eso que algunos entendidos digan que en tiempos difíciles es que aparecen mayores oportunidades.
Ojala así sea,

Alberto Lindner



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