miércoles, mayo 23, 2012

Las tres formas de adaptarse a los cambios en las organizaciones


No todos los cambios son iguales; de hecho, se supeditan a las necesidades de realizarlas y en cierta medida a la urgencia, y a la disposición de recursos humanos para emprenderlas. Es asi como podemos enfrentar cambios en el entorno y actuar en consecuencia, (planificación estratégica), o podemos volver una estrategia de cambio nuestra necesidad de adaptación y es asi como podemos cambiar para sobrevivir o adaptarse; podemos cambiar para estabilizarnos y hacer mejoras continuas, (evolución), o podemos cambiar porque la necesidad es de volvernos innovadores y revolucionarios.  En los tres casos, si graficamos la intensidad del cambio contra el tiempo, las diferencias solo las observaríamos en la pendiente de la curva. La tendencia siempre es a estabilizarnos, para luego volver a evolucionar o innovar. También podemos decidir no hacer nada, y simplemente morir de inanición.
En cualquiera de los casos, las empresas requieren de factores de cambios; el entorno, las fortalezas, las creencias de los lideres, etc. y además son requeridos los agentes de cambio o “vectores” de cambio organizacional. (Personas). Cada empresa en el conocimiento de requerir un cambio organizacional, adapta sus estructuras para facilitar procesos y activa a un(os) vector(es) que junto al líder, gestione de forma gradual, los cambios requeridos.  Existen vectores internos y vectores externos que vendrían a tener diferentes intensidades en sus acciones. Los externos pueden ser vistos como agentes perturbadores y no ser seguidos en los procesos; los vectores internos pueden llegarse a comprometer con la gente y hacer que sigan voluntariamente las acciones de cambio, solo por afecto o por convicción.
Así, los factores de cambio serian nuevamente,

a. Supervivencia o adaptación al entorno. Acá se incluyen los cambios organizacionales, los cambios de proveedores, ajustes en la estructura organizativa, respuestas a la globalización y al entorno socio político.
b. Evolución o procesos de mejora continua. Se determina por la mejora continua, y aunque Peters diga que innovación es enemiga de la mejora continua, se implantan sistema de gestión de calidad y se caracteriza por una visión estratégica de largo plazo.
c. Revolución o innovación. Sucede cuando la evolución nos queda ya pequeña y se requiere adaptarse como lideres, mediante el rediseño de procesos, nuevos productos o servicios e investigaciones originales.
d. No hacer nada y morir.

El “Vector”, en los tres primeros casos, tendría la responsabilidad de trabajar con la gente, entender el entorno y poder estructurar y controlar los factores asociados al cambio. Transcurrido los cambios extraordinarios, es normal que la empresa tienda a la estabilidad, teniendo sin embargo la responsabilidad, de no escoger el “no hacer nada”, lo que haría es que se retrasara lo inevitable. Si escoge evolucionar, se hará tras la filosofía de gestión de calidad, con el Kaisen, los círculos de calidad, Seis Sigma etc. Puede también decidir quedarse bajo perfil, solo adaptándose a los cambios que ocurran pero sin crecimiento, probablemente. Si la premisa entonces es, que luego de un proceso intenso de innovación o cambio se tienda a la estabilidad,
¿Qué hacen las empresas con sus vectores de cambio en momentos estables? El solo hecho de planteárnoslo implica que la empresa, cansada de los procesos inestables y en procura de la estabilidad, decida por la opción más cómoda. El riesgo es que en la comodidad, no se notan los tiempos de cambios, nuevamente. Los agentes o vectores de cambio, se mantienen activos y comprenden los ciclos naturales de los organismos vivos. Los sistemas empresariales ya estabilizados tienden a volverse más estables, para protegerse, pero así, mas rígidos, mas ineficientes y con menos resultados. Los procesos de mejora continua se degradan y la gestión de cambio tiene a la sobre vivencia, y el mismo sistema va impedir a toda costa que la organización responda y lleguen a activarse las alarmas y los medios para comenzar un nuevo proceso. Bajamos en la cadena de innovadores a evolucionadores, y de este a sobrevivientes. De ahí a no hacer nada, es solo un paso. Lo malo, es que nos damos cuenta cuando los cambios para volver a donde estábamos, serian más dolorosos, largos y costosos.

la acción del vector de cambio, en la situación aparente de estabilidad positiva en las organizaciones, no debe por ningún motivo, ser mediatizada, limitada, callada, minimizada o con “alas cortadas”. El agente de cambio se adapta a los cambios, inclusive a los periodos de estabilidad, pero son muy útiles en encender las alarmas en los momentos adecuados y no cuando sea un poco tarde para reaccionar.

Los agentes de cambio, pueden convivir en ambientes estables, pero siempre en atención a los cambios del entorno, por pequeños que estos sean. Si en periodos de estabilidad, los líderes mediatizan a sus agentes de cambio, en sus pequeñas gestiones innovadoras, probablemente pierdan el interés progresivamente y al final, al igual que el resto, no llegue a percatarse de las alarmas encendidas. Lo mejor que pueden hacer los líderes, es permitirles a sus agentes de cambio, en periodos de estabilidad, que promuevan su cantidad de iniciativas inocuas, pero certeras, que en suma, vienen a completar posiblemente, aquellos grandes procesos iniciados, implantados y ejecutados.

Cortar las alas a los agentes de cambio, puede resultar mucho más costoso a la larga, que promover en forma continua, sus pequeñas iniciativas.

martes, mayo 01, 2012

FLUIR

Mis primeros contactos con la Psicología Positiva ocurrieron cuando preparaba una de mis clases de Gestión del Conocimiento. Entonces compartía cátedra con otro docente que ya había estudiado la parte teórica en una gran empresa de servicios, y yo modestamente la parte práctica, casualmente con la misma empresa, pero en estados de tiempo muy diferentes. Estando estructurando el contenido programático me dijo:

-“Debemos incluir a Flow”….

Así fuè mi primer contacto con tan extraordinario libro “Flow” de Mihalyi Csikzentmihalyi, (se pronuncia, cichesmijail), que estructura una de las formas más extraordinarias de comunicación o de trabajo, y que en español es, fluir. Y es en resumen, una experiencia intensa donde el individuo logra un estado tal de placer y disfrute, que el tiempo adquiere una nueva dimensión al casi disiparse, donde nos encontramos tan absortos que nos enfocamos totalmente en lo que estamos haciendo  que pareciera hasta que podemos perder momentáneamente la conciencia de sí mismos, y poder llegar a participar del festín, como un oyente mas. Es así de extraordinario.

Fluir nos puede ocurrir cuando estamos concentrados en alguna tarea y llega a suceder lo que he expuesto. Estar concentrado es distinto a fluir, se debe experimentar un gran placer tanto por la actividad, como por sus resultados.

Lo mágico de fluir, y quizá lo mejor que podemos aprender de ello, es cuando ocurre entre un expositor y su audiencia. Se trata de superar en sí mismo, todos los principios de comunicación que conocemos, como los conceptos del emisor, el receptor, el medio y el mensaje. Cuando podemos ir más allá de la estructura formal y establecer un verdadero contacto, es cuando podemos fluir y dejar que la experticia, las emociones y la inteligencia establezcan su mejor estado de interacción, que logre arrastrar los estados de los demás y conjugar un estado de fluidez. En los estados de fluidez los estados cognitivos se alteran, fijando toda su atención, ya no voluntaria sino placentera, en lo que se está tratando. Sin embargo, y aunque el expositor logre “desdoblarse” para verse así mismo exponiendo y disfrutar de ello, jamás se pierde el control de lo que se hace y lo que se dice. Lo bueno es que podemos aprender a reconocerlos, a disfrutar de ellos y aprender. En la medida que más fluyamos, más podremos aprender acerca del medio de activarse y poder activarlo en los demás. No se trata de manipulación, sino de la mejor comunicación que existe.

Es probable que al leer estas reflexiones podamos recordar en cuales momentos hemos “fluido”, y casi me atrevo a pensar que son más los que hemos fluido que los que hemos hecho fluir. Porque a menos que seamos políticos, músicos o profesores, no tendremos muchas oportunidades de tener audiencias grandes y atentas.

¿Podemos potenciar las posibilidades de fuir? Pienso que sí. El mismo autor y algunos seguidores piensan que con cinco principios se puede potenciar:

1. Comparta sus experiencias con los demás. Hablar sobre los casos especiales ayuda, ya que explicando muchas veces llegamos a comprender nuestros propios comportamientos.
2. Recuerde. Utilizar los recuerdos y mantenerlos vivos, ayuda a los estados de fluidez. Prepararse antes de una exposición, preparar mensajes positivos, contar historias, aprender del pasado, valorar, saborear  y vivir el presente y valorar el futuro, son acciones sencillas y valiosas. Investigar sobre la rueda del aprendizaje de Kolb ayudaría.
3. Elogiarse. Debemos aprender a reconocer nuestros logros. Superar los temores y los miedos, superarse a sí mismo y valorar que lo aprendemos a hacer bien, debe ser una actividad rutinaria, así como aprender a agradecer cuando nos dan un feedback positivo.
4. Agudizar los sentidos. Definitivamente, para los estados de fluidez, debemos aprender a comunicarnos no solo con la palabra. Debemos recordar que la audiencia está formada de individuos kinestesicos, auditivos y visuales, y debemos actuar en consecuencia. Anticiparse a los eventos por medio de la intuición también ayuda ya que estaremos preparados para los cambios y mantener así, la atención.
5. Ensimismarse. Se debe entender el lado positivo de este aspecto, ya que no se trata de aislarse de lo que nos rodea, sino estar tan compenetrados que podemos mirar “hacia adentro” y lograr observarnos a nosotros mismos, pero ya sin prejuicios ni juicios de valor. Es la independencia cognitiva que enseña y sigue aprendiendo en el evento mismo y en el mismo proceso.

En los años 70 se habló mucho de la nueva psicologìa humanista y el aprendizaje bajo los “estados alterados de conciencia”. Se iniciaba la relajación, la respiración profunda, los estados internos, la visualización. Se trabajaba con las ondas alfa del cerebro que se llegaban a conocer en estados de profunda relajación consciente. Hoy en día, la nueva sicología estudia lo mismo pero mediante investigación científica y estudios que certifican que la felicidad y los estados de bienestar se pueden buscar, y conseguir. Así mismo los estados necesarios para fluir, y ayudar a otros a mejorar los medios para aprender, mediante sesiones placenteras, intensas y nutritivas.

Todos los gerentes de las empresas deben lograr alguna vez, fluir en una exposición. Debe colocarse en sus metas, sin presión, sin medición, de forma tal que se oriente hacia ello y pueda informar cuando lo haya logrado. Fluir, en resumen, es lo mejor que le puede pasar a un expositor, y más aun, a su audiencia. Una vez que fluya, orientará solo todas sus fortalezas, para mantenerla, y  potenciarla. Luego, nada será igual. 

PD. la foto es mi carpeta del postgrado, haciendo mapas