domingo, octubre 30, 2011

La paradoja del Inversor del Conocimiento.

“Una paradoja (del lat. paradoxus, y este del griego παράδοξος) es una idea extraña, opuesta a lo que se considera verdadero o a la opinión general. En otras palabras, es una proposición en apariencia verdadera que conlleva a una contradicción lógica o a una situación que infringe el sentido común. En retórica, es una figura de pensamiento que consiste en emplear expresiones o frases que implican contradicción.”



Es interesante ver como el concepto del manejo de la gente en las organizaciones ha estado cambiando continuamente. En la época industrial, se hablaba de “Recursos humanos”, luego de “Capital Humano” para terminar ahora, en “Gestión de Gente”, gestión del talento, etc. El único que ha propuesto un término diferente es T. Davenport quién en su libro recomendable, “Capital Humano” plantea que el nuevo trabajador “auto programable” en la era del conocimiento, debería llamarse el “Inversor del Conocimiento”; una suerte de persona que llega a una empresa a invertir o colocar un activo para que produzca renta, se multiplique y genere bienestar. Pero no son activos de capital, sino activos de conocimiento. Igual que el dinero en un banco obtiene rentabilidad, (ROI o return on investement) así ocurre el ROIw donde el retorno de la inversión es sobre W, (work) y que en este caso, será de conocimiento.


El inversor del conocimiento, por lo tanto, es el nuevo trabajador, propio de la revolución de la Comunicación y de la información que espera tener rentabilidad adecuada de la capacidad que tiene a su vez de generar riqueza a las empresas, por los medios de aplicación, derivación, y transferencia del conocimiento, y que al final hace que las empresas sean más innovadoras de lo que fueron en la era industrial.

La grafica del inicio, original de Gorey y Dorat (1996), muestra las tres revoluciones que ha vivido la humanidad. Las variables o dimensiones del modelo de la “Evolución de los factores de Producción” son sin dudas, (en su orden), la tierra, el trabajo, el capital y el conocimiento. Si se cruzan las tres revoluciones con las cuatro dimensiones se obtiene un modelo donde podemos observar la influencia de cada factor en cada época. En la revolución agrícola, la tierra y el trabajo eran fundamentales, en la era industrial, lo fueron el trabajo y el capital, y en la que está en pleno proceso, la del conocimiento, lo son y prevalecen dos factores, el conocimiento y el capital.
En la era del conocimiento, donde el “Inversor del Conocimiento” es el actor principal, no debería haber dudas en cuales activos de inversión son los que prevalecen. Uno observa como en la era industrial las grandes empresas eran las de grandes construcciones, grandes posesiones y capitales, como las industrias de construcción o las petroleras. Ahora, vemos como las grandes empresas de información y tecnología encabezan las listas de las empresas de mayor valor, aunque no tengan grandes activos de propiedad acumulados, sino de conocimiento. La paradoja de esta época, es, que aunque estamos en plena revolución del conocimiento, aun prevalecen como relaciones culturales, la posesión de activos tangibles, como el dinero, o los inmuebles. Estamos en plena transición, donde todo está ocupando una nueva posición, donde por primera vez en la historia, los jóvenes enseñan a los mayores, y donde no solo se invierte (o debería invertirse) dinero, también a veces se invierten cosas intangibles.


Sin embargo, en los procesos de transición, se deben hacer planes de transición. No es como una luz que se enciende de repente; es más como que la noche es más oscura justo antes de comenzar a amanecer, lo que ocurre en forma gradual, poco a poco.
Los períodos de transición parecen cosas que al final resultan ser otras; así como las paradojas. Así como los inversores de conocimiento que cuando van a participar en negocios de innovación, se le solicita capital en efectivo.


-“Enrique es un alto gerente que ha dedicado su vida completa a estudiar. Ha sabido recocer cada aspecto del trabajo y ha tomado decisiones correctas un poco como para ser el editor de su propio crecimiento. Ha trabajado duro y llegó a ocupar altos cargos gerenciales que se equivaldrían a gerentes generales, manejando inversiones altas y nóminas, mayores de 200 empleados.


Entre las decisiones de su vida, al haber acumulado conocimiento y modestas riquezas, decidió trabajar por su cuenta y mantener una oficina propia, en la generación de productos y servicios siempre conectados con el aprendizaje social, la detección de lecciones aprendidas para la redacción y desarrollo de manuales de mejores prácticas.

Durante años trabajó ya solo como consultor, en empresas de productos, inmuebles y todos los servicios colaterales. También trabajó para empresas de producción masiva y grandes cadenas comercializadoras. Logró acumular una gran cantidad de conocimiento, que en ninguna universidad hubiera sido posible integrar. Su nueva visión del mundo, lo ubica entre los gestores de cambio organizacional y en la ayuda de la consolidación de visiones estratégicas de crecimiento.
Acompaña y ayuda a empresas en su consolidación. Los acompaña en la toma de decisiones de innovación que transforma a las empresas, no quedándoles más remedio que crecer…
En ese crecimiento, ocurre la oportunidad de asociación mediante la compra de acciones. Algunos gerentes se convierten en socios para ciertas partes de innovación y crecimiento del negocio; sin embargo, los activos para entrar al negocio, son activos de capital, en ningún caso, activos de conocimiento."

Esa es la paradoja. Los nuevos socios, invierten sus “ahorros de años” representados en monedas, (dinero); el inversor del conocimiento sin embargo, no puede colocar sus únicos activos: los de conocimiento, innovación y su capacidad de oganizar y estructurar a la gente en pro de una meta. Decir que en la época o era del conocimiento, el principal activo es el “know how”, no es cierto completamente, pues aun no estamos en la era del conocimiento. Estamos en una suerte de transición, donde la era industrial, con su capital, no termina de morir, y donde la era del conocimiento, con sus activos intangibles, no termina de nacer. Y como periodo de transición debe ser entendido. Por lo tanto, en lo que quede de tiempo en esta transición, los “Inversores del Conocimiento”, deberán hacer su mejor esfuerzo para acumular además, activos monetarios, aquellos que cada día pierden más su valor. (Como referencia, pueden ver los rescates a países en Europa).

Fuente de la imagen:
El cambio de paradigma. Hacia una sociedad de conocimiento
Fuente: Gorey y Dorat (1996) y Bueno (1999)

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