sábado, noviembre 07, 2009

a Félix


Hola Félix:
En estos días me he acordado mucho de ti; quizá haya sido porque ya casi pasó un año de tu viaje o quizá sea porque mañana es tu cumpleaños.
Todavía me acuerdo muy claro cuando te acercaste y me preguntaste si quería ser tu tutor de tesis. Déjame decirte que fue un honor la solicitud. Una persona con tus valores éticos, amabilidad, compañerismo y visión de futuro, hace que el tutor se sienta reconfortado con el trabajo.

Aunque admito que no fueron días fáciles los primeros, sobre todo en hacer una investigación que es continuación de otras tres anteriores. Se debió como recuerdas, convencer primero a los profesores de la Escuela de Civil y tratar de centrar el tema. Recuerdo que la última vez que nos vimos, estaba reunido con el Consejo de Escuela, y tu sentado en el pasillo con cara de preocupación. Son cosas normales que pasan.

Regresaste a tu pueblo ese día entonces, para pasar las fiestas con tu familia. Pero un día de Enero, mi querido amigo, todo cambió. No sé qué cosas hayas podido pensar o sentir en ese fatídico día en que te interpusiste entre un arma asesina y tu Padre, para protegerlo del ataque. Aunque lo comprendo, ya que eras sin duda un ser especial, lleno de pasión, alegría y esperanza.
Todavía me pregunto, que puede mover a una persona, proteger la vida de un ser querido a costa de la propia. Solo tus valores y principios que te acompañaban. Solo un ángel, podría decidir inmolarse para proteger a otro.

Querías progresar y llegar a ser un gran profesional; sin dudas lo hubieras logrado. Te hubiera acompañado hasta el acto de grado, donde seguramente hubieras estado muy feliz y hecho felices a los que te admirábamos.

Querido amigo, debo decirte que la inseguridad en nuestro querido país no ha mejorado; al contrario, cada día más, gente cercana le toca vivir los horrores del secuestro, los robos, los asaltos y hasta la muerte. La dirigencia política debería centrar sus discursos en la educación a los valores, a la paz, a la convivencia. Pero no es así. Siempre que escucho a los voceros, no encuentro palabra que me haga sentir un poco más seguro y confiado. Creo que una forma de mitigar este flagelo sería, un discurso de encuentro, de paz y de convivencia. Uno vive sin la convicción del regreso seguro a casa, siendo un poco, como manadas de animales que pastan a la espera de la llegada de un depredador. Tú lo viviste y me duele en el alma tu ausencia.

Querías llegar a ser un gran ingeniero, constructor de futuros. Seguro lo estarás haciendo desde el cielo, con tu cuadrilla de ángeles albañiles. Estoy seguro que podrás hacer grandes obras que conoceré algún día.
Nunca dejaré de ser tu tutor, pues no llegaste a graduarte. Eres el único, pues todos mis tutorados han terminado. Por eso, seguirán los lazos por todos los tiempos que aun resten para hacerte compañía.

Te recuerdo mucho, amigo. Solo te pido que nos ayudes desde allá, en la posibilidad de construir un país posible, libre de violencia. En mi caso, desde la docencia.
Que pases donde estés, un feliz cumpleaños.
Alberto

(imagen tomada de vivamexico.com)

4 comentarios:

Manel Muntada dijo...

Precioso canto a esta ausencia...

Facility manager dijo...

Gracias Manel, hoy he estado un poco triste.
Saludos,
AL

Senior Manager dijo...

Me entristece saber que la realidad de Venezuela sigue tan latente y sobre todo tan destructiva.
Sólo me queda preguntar ¿hasta cuándo?
SM

Facility manager dijo...

Hola amigo:
Pienso que un discurso de paz y de no-violencia, (un poco de los 10 mandamientos), ayudaría en este caso.,
Gracias por la visita.
Queda pendiente escribir el artículo juntos sobre las comunidades de práctica
Alberto